Moby Dick-Herman Melville

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       Unos hombres reman. La motivación de Ahab es compleja, inexpugnable. Se adivina el odio, la perseverancia y la fascinación. También la necesidad de un sentido, de una dirección para la vida. Es fácil menospreciar a un personaje como ese, pero al tiempo, se trata de una afrenta peligrosa, de una osadía excesiva que puede desnudarnos. Muestra desconocimiento.

       El viento es veloz y les ayuda, empuja el barco hacia esa dirección. La persecución ha sido extenuante, extensa en el tiempo y en la distancia. Uno se siente más cómodo en la piel del narrador/marinero, pero la complejidad de Ahab está llena de riqueza, de contenido y de sabiduría. No es una sabiduría que el propio Capitán, fanático y ciego comprenda; es una sabiduría que en su aparente locura nos llega. Toda una vida buscando ese momento. El barco se aproxima a la inmensa ballena blanca. Las voces llenan la cubierta. En ese instante la atronadora garganta del Capitán ordena detener la embarcación y preparar las lanchas y los arpones. Quiere cazar la sombra de su destino, aquello por lo que ha estado viviendo durante años. Es una venganza pero también un enorme reto, una razón esencial. Han lanzado el ancla antes y todo el mundo está dispuesto a salir detrás de la ballena. El tiempo se ha detenido, estamos en una especie de limbo que nos deja con la respiración entrecortada. Hemos navegado páginas y páginas en un mundo amplio, lleno de referencias marinas y humanas, de historias, documentos, testimonios y personajes. Llevamos a la espalda muchas hojas. Estamos viendo que el libro se acaba. Percibimos en el aire ese falta de desenlace, y a causa de los dibujos animados, las películas, las referencias interminables que desde que nacimos hemos visto u oído, o leído, de la novela de Mellville, conocemos el final, lo que va a suceder. El trayecto lector es distinto a la mayor parte de lo que hemos creído concebir de Moby Dick. El recorrido literario nos ha obligado a utilizar el diccionario, a consultar en google cientos de palabras o asuntos. La complejidad de la obra excede cualquier representación que hayamos acumulado hasta la fecha. La novela posee poco de los libros juveniles, es gran literatura. Sabemos que va a marcar un antes y un después en la historia de la literatura, que muchos de sus hallazgos son estilísticos, estructurales, narrativos, que alimentarán brasas magnas como el Ulyses de Joyce o Mientras agonizo de Faulkner. Sabemos que Melville no fue otra cosa que un funcionario de aduanas de rango medio. En la película de John Houston enseguida concebimos una interpretación de la novela, no la obra en sí misma. En las películas animadas percibimos una simplificación que no ha hecho justicia a la complejidad y la riqueza del texto.

      Las barcas ya están surcando las olas. Hemos visto lo terrible que puede ser el mar y tenemos miedo por un grupo de hombres sobre dos barcas de madera insignificantes, mecidos por gigantescas masas de agua profunda, oscura y terrible, frente a un monstruo gigantesco, blanco como la luz.

Copyright Jimarino

MOBY-DICK (2)

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