- Ezra Pound por Richard Avedon
En Abril de 1972 mi padre pidió un excedencia. Faltaban apenas cinco meses para que yo naciera y, sin embargo, decidió viajar a Italia para buscar a un poeta al que llevaba años leyendo y admirando. Salió en busca de Ezra Pound sin tener idea alguna de su paradero exacto, sólo guardaba esa noticia de prensa publicada en Le Monde en 1958 en la que se informaba del viaje del poeta desde Estados Unidos hasta Italia, después de su liberación del Hospital psiquiátrico de St. Elisabeth. Había pasado catorce años encerrado allí, desde noviembre de 1945, la mayor parte del tiempo recluido en una celda de apenas dos metros cuadrados, herméticamente sellada. Hasta mediados de los cincuenta compartió presidio con enfermos mentales graves y dementes furiosos, sólo a partir de entonces se le permitió un régimen abierto donde sus discípulos y su mujer podían visitarle. En esa época ya tenía sesenta años. Su gloria se había disipado a causa de sus simpatías por el movimiento fascista italiano, aunque nunca comulgó con sus ideas políticas o su sentido de la tiranía. Elaboró en sus años en Rapallo una curiosa teoría económica y política que en 1934 el Congreso de los Estados Unidos rechazó tras su apasionada exposición. Pound abandonó temporalmente la poesía para realizar su sueño económico del Crédito social con la que pretendía reinventar una nueva economía libre de usura, y creyó, en aquella época quijotesca que lo llevó a tratar de convencer de sus ideas a la República española a través de Salvador de Madariaga, que el único sistema que podía poner en práctica su ideario era el fascismo. De alguna manera reconoció después el error, pero nunca se inculpó de traición, simplemente se jactaba de haber expresado su original modo de entender el mundo y de confundir a sus aliados.
Nació en 1885, en una cabaña de Hailey, en Idaho. Con apenas 15 años ya había viajado por Italia, Francia y España. En Londres desarrolló sus labores literarias más fructíferas. Se sabe que corrigió y redujo el largo poema de T.S Elliot La tierra baldía a la mitad hasta dejarlo en la versión actual que conocemos, obra cumbre de la poesía en lengua inglesa del siglo XX. Apoyó la publicación del Retrato del artista adolescente de James Joyce y posteriormente su archifamoso Ulyses. Su relación con W.B. Yeats, de quien fue secretario personal, propició un salto artístico enorme en la producción poética de ambos. Fue tal su cercanía que terminó casándose con la amante de Yeats, Dorothy Shakespear. Vivió en Londres mucho tiempo, y sin que lo supiera por entonces, había inspirado y creado las primeras expresiones poéticas modernas de la poesía inglesa, relacionándose estrechamente con los dos poetas que marcarían el siglo literario británico, Yeats y T.S. Elliot, éste último como declarado discípulo. Llegado a Londres en los años anteriores a la primera guerra mundial se marchó de la capital habiendo revolucionado de arriba a abajo la literatura de su tiempo.
Mi padre nunca me habló de ese viaje, ni siquiera de lo que sabía sobre Ezra Pound. El poeta vivió algunos años en los que el éxito y el reconocimiento fueron una constante en su vida. Más tarde se instaló en Paris donde se sintió tentado por los dadaístas, pero fue algo pasajero y decidió finalmente quedarse en Rapallo, Italia.
Hace un tiempo, cuando me enteré de la existencia de ese viaje misterioso, mi madre me reveló que tuvieron discusiones airadas al respecto. ¿Por qué desplazarse hasta Italia para buscar a un poeta americano medio loco cuando su hijo iba a nacer en apenas unos meses?. Tengo la sensación de que él tenía que cumplir una promesa, algo por lo que se sentía en deuda, quizá con él mismo, o con alguien que conoció. Nunca podré saberlo. Lo cierto es que años más tarde, por mis propios medios, pude descubrir la relación de Pound con la literatura americana y su enorme influencia en la poesía del siglo XX. Participó exitosamente de casi todas sus expresiones y entabló relaciones, como ya dije, con los autores más destacados de su tiempo. Parecía un gurú en esos años en los que todavía esa palabra carecía del sentido actual. Convertido en guía, en centro y faro de la escritura más vanguardista de su época, sus escarceos con las teorías económicas y políticas posteriores resultan un misterio. Quizá creyó que con la poesía no era suficiente y su reto intelectual exigía tareas más útiles o de mayor envergadura, o justo lo contrario, que sus conocimientos poéticos y humanistas, como pensaron los clásicos, podían ayudar a organizar el mundo de otro modo.
Durante la guerra emitió por radio programas en los que críticaba sin mesura la actitud del gobierno americano, de nuevo adscrito a las filas del fascismo que dominaba Italia. Apoyó abiertamente a la República de Saló con la que Mussolini trató de salvar los restos del régimen. Todo un enigma esa transformación, esa imagen de Pound casi intolerable al acercarse a cualquiera de sus poemarios, a la complejidad y a la riqueza artística de los Cantos. Había traducido al inglés numerosas obras maestras de la poesía china y japonesa, adoraba a Confuncio y había trabajado durante años para ofrecer un versión digna del Analectas. En Francia rescató a poetas del romancero medieval y provenzal, también a rapsodas latinos casi perdidos. ¿Cómo un hombre como él pudo unirse a la causa del fascismo, a su vulgaridad, a su tosca masculinidad y a ese ridículo sentido autocrático en torno a un personaje como Mussolini?. Me hubiera gustado preguntárselo a mi padre, que siempre despreció abiertamente cualquier dictadura. Quizá él tuviera alguna respuesta. También desearía conocer la razón que le empujó a buscar a ese hombre en 1972, dejándonos durante dos meses para recorrer Italia. Por entonces, Pound era un poeta denostado y condenado al olvido. La presión del gobierno norteamericano había sido tan dura que sus libros fueron en los años cincuenta tesoros secretos. De sus últimos años no se sabe demasiado, y mi padre nunca me confesó si llegó a encontrarse con él. Ese año, Pound cumplía noventa y siete años.
Cuando las tropas norteamericanas liberaron Italia fue arrestado cerca de Génova e interrogado por su colaboración propagandística con el fascismo. Ya en el año 42 fue considerado traidor a la patria. Cuentan, aunque no sé si es un testimonio apócrifo por su empeño en el detalle, que de Genova fue trasladado a Pisa y encerrado en una jaula de tiras de metal y suelo de cemento ( en algunas versiones era de alambres de púa), a la intemperie, sufriendo la inclemencias del tiempo, violencia física y numerosas humillaciones. La dureza de aquella reclusión propició que comenzaran sus crisis mentales agudísimas. Tras seis meses de encierro, fue extraditado a Estados Unidos donde se le internó en un hospital psiquiátrico. Alli iniciaria sus Cantos, como si todo lo anterior hubiera sido borrado, con sus amistades disipadas, su influencia desprestigiada y obviada, mas con el ímpetu de un creador inigualable, que hizo surgir del dolor su fuerza. Jamás llegó a concluir su plan, aunque vivió casi un centenar de años.
Poco antes de que mi padre decidiera emprender su particular viaje, la generación beat, con Ginsberg y Ferlinghetti a la cabeza, decidieron vistar a Pound como habían hecho con otro icono de la contracultura americana, Paul Bowles. Hay algunas fotografías de esos encuentros. Ginsberg, en su busqueda incesante de trascendencia para su poesía, pensó por supuesto en Walt Whitman como referencia, un ideario que podía servirle, y sobre todo en Ezra Pound, monstruo de la poesía americana, considerado además persona non-grata por el gobierno americano y todavía vivo. No en vano, antes de partir a Italia tras su liberación, dijo en público que los USA no eran mas que un asilo de locos. Semejantes declaraciones, unidas a la definición de su país que dio en varias ocasiones; un país de tenderos y usureros, entroncaban extraordinariamente bien con el espíritu contestatario de la contracultura norteamericana. Es verdad que Pound estaba más cerca de la experimentación literaria de T.S. Elliot, de la poesía de W.H. Auden o Robert Frost, que de los iracundos beats, y que pasado el tiempo, a excepción de algunos versos de Ginsberg, el más dotado del grupo, el destino de esa poesía ha quedado enterrado, mientras que los Cantos de Pound y en general sus diferentes etapas poéticas mantienen su vigencia y su poder de fascinación. Pero a cierta edad, es posible que el corazón se reblandezca, o que el deseo discreto de ser reivindicado sea una necesidad. Pound aceptó esas visitas y de alguna forma las aprovechó. Nos quedan de los años anteriores a su muerte tan sólo un puñado de fotografías esporádicas, donde su figura quijotesca surge foribunda entre los claros oscuros del blanco y negro, los ojos perdidos, el alma llena de dolor.
Hace apenas seis meses encontré en la casa familiar de la Sierra de Gúdar unas notas en uno de los numerosos cuadernos que mi padre escribió a lo largo de su existencia. Fue una casualidad, pues al subir a la buhardilla donde se acumulan las miles de revistas coleccionadas desde 1972 hasta 1995, los polvorientos libros de texto y viejas novelas, los archivos fotográficos de la familia, y kilos de polvo anclado como un espejo eterno de lo acontecido, me senté en el confortable butacón de la abuela desde donde podía ver sin levantarme la montaña donde se alza el castillo derruido y la calle principal. Sentado en esa isla de tiempo, entre el olor de los papeles viejos, encendí un cigarrillo y, a tientas, busqué el interruptor que tenía detrás para conectar la luz. Con torpeza debí rozar la estantería que había sobre mí cabeza y cayeron al suelo varios cuadernos de los que había apilados. Ojeé al azar durante un cuarto de hora algunos, hasta que en uno con las tapas rojas, fechado en 1974, descubrí que mi padre había trascrito Carta del exiliado, un hermoso poema de Ezra Pound que yo conocía desde hacía años en la imperfecta y sonora traducción de Ernesto Cardenal. Volví a leer el poema entusiasmado, y lo cierto es que me resultó tremendamente familiar, como si lo hubiera revisado unos días atrás. Recordé al instante el momento de la primera vez que lo degusté casi veinte años atrás, e incluso aquella idea que me rondó a finales de los años noventa; escribir un cuento o una novela corta utilizando el texto. Había algunas anotaciones escritas con la enrevesada letra de mi padre inmediatamente a continuación del poema y creí que encontraría algún detalle que aclarara las razones de aquel viaje sorprendente.
- Ezra Pound con Ford Madox Ford y James Joyce
¡Menudo regreso!. Ezra Pound y un texto magnífico sobre su vida y milagros, con esa rara capacidad tuya de hacer que tengamos ganas de leer lo que propones. No conocía el ensayo El arte de la poesía, aunque que creo, sino me equivoco, que es una especie de resumen del ensayo «Varios no», ya me lo dirás. Es magnífico, certero, extraordinario. Hubiera puesto más poemas, aunque la selección es notable. Carta del exiliado es emocionante, y escuchar al propio Pound recitar Con usura me parece un lujo. Menuda patada en la boca a los dueños del mundo.
Celebro tu vuelta y espero que vuelva la antigua frecuencia. No te tomes demasiado en serio el poema La isla en el lago; sería una lastima que te pusieran un tienda de tabaco.
Un abrazo
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Hasta siempre Carlos Monsivais !!!
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De nuevo muchas gracias, Carlos. Un gusto tus interminables conocimientos literarios ¿para cuándo podre leer un blog tuyo? Con Usura es un autentico lujo, fascinante, intenso y sobrecogedor. Y luego dicen que estaba loco, en fin. Ha sido una maravilla volver a leer algunos de sus poemas.
Efectivamente, El arte de la poesía es una especie de extracto de «Varios no» que encontré en internet.
Sobre el poema del lago no sé que decirte, probablemente hubiera sido mejor dedicarme al macramé o a la canción que a escribir, pero bueno, esas cosas no se eligen, al menos conscientemente, y el placer de la literatura compensa el deseo de tener un estanco muy a menudo. No creo que vuelva a mi antigua frecuencia, pero escribiré cuando me apetezca o tenga tiempo. Los perros de la lluvia siguen siendo por muchas razones una alegría.
Encantado de que sigas por aquí.
Un beso muy fuerte.
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¡Me ha encantado el artículo! No tenía ni idea de su teoría económica. Supongo que en su momento, cuando lo leí, no debí entender res de res.
Los poemas que has elegido me han parecido deliciosamente toscos, esa tosquedad es algo que aprecio mucho en la poesía y en la literatura.
Con la lectura de su biografía he pensado inevitablemente en Céline, quizá es un poco cogido con pinzas, pero ¿por qué no un artículo sobre ambos? Los dos sufrieron represalias tras la guerra, si bien la obra más importante de Céline fue escrita bastante antes. Ya sé que siempre vas mal de tiempo, pero por pedir…
En fin, que te echo de menos, un beso fuerte, fuerte, para mi Matuti.
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Querida Carmen;
De Celine escribí al principio de este blog un pequeño texto. Maldito desde luego por excelencia, y novelista delicioso y mágico, terrible y dificilmente superable. Aún así, es verdad que hubiera sido magnífico mezclarlos, porque aunque Pound murió más tarde, fueron literariamente contemporáneos. Un gusto tus comentarios por aqui… un beso muy fuerte a mi regreso de vacaciones.
Un besote
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¡Jo! Echaba de menos venir por aquí y encontrarte. Y encontrarme con la marea alta de tus palabras, con las que siempre es imposible no aprender, no abrir los ojos mucho mientras se te lee, no estarte tan agradecida. Yo también me he quedado pensando, a esperas del tiempo y los escribas, por no decir que me he quedado dentro del mundo, de la vida que le tocó vivir a Ezra Pound, y ahora no hay quien me saque. Muchas gracias, Jimarino. Una auténtica sorpresa. La sensación que he tenido al leer la selección de poemas ha sido como si cada palabra tuviera todavía polvo encima por haber sido tallada y soplar para dejar que cayese y observar su nitidez sería un auténtico error. Como esos cuadernos de tu padre, que atesoran secretos y poemas bajo la pátina del tiempo.
Un dulce beso para ti y otro para Mateo.
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(*
El placer es mío al saber que estabas por aquí. Sigo muy justo de tiempo, pero he aprovechado mis veinte días de ermitaño, con muchas dificultades para la conexión de internet pese al famoso Internet Rural, para escribir. He vuelto hoy de mi viaje y leer tu comentario me alegra. Me ha gustado muchos esa descricpión de Pound, porque es verdad, lunera, parece que tiene polvo y antiguedad centenarias a pesar de haber sido escritas en este siglo; los cantos siempre me produjeron esa misma sensación. Los cuadernos de mi padre siempre huelen a auténtico a pesar de los años, pero esa es un historia del futuro. He ido apareciendo por tus Lunas de papel aunque con menor frecuencia y sufriendo por la falta de tiempo. Estoy, aunque no te escriba. Espero que te encuentres bien, en plena forma, disfrutando de la vida. Voy a ver como termina 2009 y me arreglo para afrontar mis angustias, mis espacios asfixiantes, mi aliento que resopla.
Mateo crece y crece, es un delicia…
Un beso muy fuerte
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Me encontraba navegando y divagando buscando encontrarle sentido a la escritura. Este bloque de lecturas de Pound y tus aventuras alimentan la realidad. El leer es una aventura primigenia, originante y reveladora…
Saberse inquieto en este mundo insoportable te sujeta a lo maravilloso de la belleza.
Muy bueno tu sitio.
Desde Guate un enorme saludo a quienes visitan esta página
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Otto Muralles
Muchas gracias por el comentario, Otto, desde donde estés. Leer es una aventura reveladora desde luego, y me sigue entusiasmando que haya gente que encuentre en la literatura de Pound el valor de la palabra inquietud, la fuerza de la literatura que a pesar de los vaivenes resiste el tiempo y la mediocridad del mundo. Siento el retraso en contestar pero he vuelto hoy, con prisas, algo roto de paz. Sigue inquieto porque de ello depende tu felicidad aunque duela.
Un abrazo
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Hola,
No puedo no dejarte un mensaje. Me ha gustado mucho tu blog, leí a Ezra cuando iba en la preparatoria, por encimita nomás, me hubiera gustado tener entonces la pasión que encuentro ahora en la literatura, en especial la poesía. Luego Martha me dio un taller en Querétaro y me recomendó sus ensayos y quedé prendida. Ahora voy a compartir esto con unos compañeros de taller acá en Torreón. Maravilloso. Muchas Gracias!
Un abrazote
Marcelle
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Marcelle;
Muchas gracias por el comentario y tus impresiones sobre Pound. Poeta magno, tan tremendo como complejo. Los cantos son interminables, a veces imperfectos e intelgiibles, casi siempre mágicos e inspiradores llneos de hermosas visiones y presagios futuros. Puede que Ezra Pound sea uno de los poetas más fascinantes del siglo XX, aunque no sea el mejor. Me alegra que te guste el texto y la selección y ya me dirás como queda el asunto en el taller. Espero que logréis que Pound siga vivo.
Un abrazo.
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Entre por casulialidad busacndo datos de Ezra Pound llegé a tu blog, es un excelente blog y volveré. Esta entrada muy buena e informativa.
Saludos
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Bienvenida a Los perros de la lluvia, Mixha. Me alegra profundamente tu comentario. Espero volver a tenerte en estos lugares.
Un saludo.
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Absolutamente FELICIDADES por este hercúleo blog. Magnífico. Felicidades y gracias. Me he inscrito para recibir por correo-e tus entradas. Un saludo
Herni
p.d. Aunque la entrada es ya antigua, echa un vistazo a las palabras que aparecen en distintos momentos «foribundo» (furibundo) y a «anduyo» (andullo).
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Henri,
Gracias por el comentario, bienvenido a Los perros de la lluvia. Lo de furibundo es una errata que asumo, excuse-moi, prometo corregirla, peor a veces escribo muy rápido, demasiado. Lo de anduyo tengo que revisarlo, porque es una traducción del poema, si o me equivoco, realizada por Ernesto Cárdenas hace treinta años, y él escribe la palabra de ese modo, así que tengo que comprobarlo.
El comentario demuestra la atención con la que has leído estas palabras. Una satisfacción.
Hasta pronto y un afectuoso saludo.
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Gracias por transmitir tanta fuerza y valentía de Pound y de tu papá. Sólo ese tipo de personas dejan huella. Aunque se equivoquen políticamente. Remedando a otro poeta que obviamente no soy yo, y ampliando el sentido de su canto: «esos son los imprescindibles». Nuevamente gracias por transmitir lo que sabés. Aprendí mucho y me suscribí a tu blog para seguir escuchando lo que tengas que decir. Cordialmente, Silvio.
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Silvio;
Bienvenido a Los perros de la lluvia. Gracias por esas palabras de ánimo en este texto que significó tanto para mí, y que además´propició que ese pntor magnífico, Cesar Robla, pintara un hermoso cuadro sobre mi padre y nuestra buhardilla de la Sierra de Gúdar en Teruel.
Espero volver a leerte por aquí.
Un saludo.
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Estoy pensando, que la traducción del título de uno de sus poemas, en el que cita a Dios y a Venus y a Mercurio, y piensa obviamente en la antigua Roma; su título debiera ser : la isla lago. No la isla en el lago.Y me da, tengo esa intuición, que se refiere a Etados Unidos; una isla inundada, que se desborda. Por otra parte sospecho también que lo de las putas que vienen a charlar al estanco, en donde se pensaría poco y fácil; es una expresión estadounidense que se refiere probablemente a otra cosa; pero no sé a qué y que todo el poema quiere ser una contraposición entre un clasicismo que el ve universal y perdurable; el de Roma, y el localismo de la isla lago estadounidense en que se piensa poco y poco universal.
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