el espantapájaros y el vampiro

Matisse
Matisse

a A.G., in memoriam, que me atormenta en las noches de invierno, febrero extinguido tal noche como hoy, que me hace ser mejor para no ser otra vez el vampiro que heló su sangre, que me hace merecedor del silencio….

a Nacho Vegas, él sabe porqué…

**********************************************************************

Todos los días pienso
en esas noches de incendio,
en el rastro que dejamos
quebrado en los andenes,
en el manto de la oscuridad
que cayó sobre nosotros,
en esos perros de la lluvia
condenados…

…y entonces escucho el eco
de las musas, el aliento
que impregnó la llama
del espantapájaros,
su triste rumor,
la caída de ese otoño
que trasmutó al vampiro
en aire espantado,
en tiempo detenido.

Porque esas tardes aspiré
cegado los caballos blancos
y el galope de los ángeles,
saltaban como perros mojados,
alabando la piel del demonio,
de nuestra inconsciencia…

(…pintamos de rojo los muros,
se impregnó el aliento del suave
murmullo de las hadas.)

Apenas conocía el tiempo,
los lamentos de las sirenas
y el peligro de bordear las farolas,
pero ella me siguió
como los pájaros en bandada,
extendió sus alas
en mi pecho y me acerqué
para morderla.

Fue inutilidad de los colmillos
en su piel de escarcha,
bebí su sangre al igual
que el vino de los cuerpos,
el esplendor de lo sagrado
en esos pechos santificados.

La hice correr en la cuerda
floja, henchido de la ira,
así quiso cogerme de las manos
para beber de los abismos,
para rompernos en la cima,
en las copas de los árboles,
mientras danzábamos aquel
vals que nos partió de aurora…

(…pero no veía nada,
y tú, ciega, tampoco:
ahora te digo tú en esta bruma
con los ojos enrojecidos
de heladas venas
que fundieron el vidrio.)

En el frío atelier de pintura
acrílica, lienzos sudorosos,
sumidos al calor
de nuestra miseria,
abrazados, helados,
bebí tus pezones,
lamí tu ingle,
mi veneno y mi salvación,
extinguiéndote.

El suspiro empaña este silencio,
palpita el subconsciente
con los remordimientos de los peces,
sordos, mudos, apenas
vida de segundos
que anochecen, el olvido
que pudo con ello,
con el destino
y la corona de espinas
que clavé en tu frente.

Nuestro amor estaba hecho
de furia, de labios y dientes,
de respirar entrecortado
y yacer envueltos en la sal
de los mares,
tan salada tu savia,
tan espeso mi desdén
por la ceguera.

Sin miedo ni al tiempo
ni a las nubes de Estigia,
colgados de este infierno
turbio, de este delirio
quemado, de espesura
y hogueras de azufre.

Luego te gocé
desde el origen del mundo
y la voluptuosidad,
te devoré sin rencor
en el viento que agitabas,
de puente en puente,
conversando de la Comedia
hasta llegar al Leteo…

…y al correr entre los muertos
tus ojos se ensombrecieron
con la hiel de mi dolor,
te enseñé las agujas de sangre,
a pincharte en esas venas
y a gozar del artificio
hasta sentir el control
vacío, la dirección
rota en las esquinas.

Un día sonó el teléfono
y vi tu rostro en el cielo,
sentada en el alfeizar
de la ventana me mirabas
con la risa de las sombras:
-¿Dónde está ese vampiro?
¿A dónde fue mi desvelo,
la rabia de esta ausencia,
la muerte que me diste?

El sonido de su voz
anda por la hilera del paseo,
en los tejados
de los edificios húmedos,
en mis manos temblorosas
que lloran y lloran
el agua que expulsé,
en el semen que bebiste
bajo la brisa que acarició
tus hermosos cabellos.

-¿Dónde estás, espantapájaros,
sin alma, sin mí, sin nada?
¿A dónde vas con ese rencor,
a dónde lloras éste silencio?
¿Cuál es el eco de esa melodía
triste, que fue siempre el vals
de los gatos sin dueño?

En su libertad la oí volar
arrojada desde la ventana,
albatros de alas extendidas
y torpes en una defenestración
ilustre que ocupó las noticias
de la nada desgarrada
y su imagen de nieve.

-¿Dónde estás angel turbio,
qué tiniebla te espera?
¿Sabes que me voy
por tu nombre y tu vida,
por no ser el despojo
de esta dependencia,
la costilla de tu bilis
y la dura piedra en la que lloras
este tiempo vedado,
la rotura, el desconsuelo…?

Y voló hasta aplastarse,
voló como el pájaro que fue,
que se había ido
entre los ramajes espesos
de selvas perdidas,
voló y voló
hasta romperse el cráneo
sobre la losa gris
y expulsar el vómito de sangre
feroz sobre la línea
pintada, que recogí
como la espuma
de las olas entre mis dedos…

(…que quedó en aquella calle
para siempre, para verte
por las noches,
cuando a solas aparezco
por el tiempo de la nostalgia,
cuando el deseo se hace vampiro
y muere el espantapájaros.)

Todos los días pienso
en esas noches de incendio,
en el rastro que dejamos
quebrado en los andenes,
en el manto de la oscuridad
que cayó sobre nosotros,
en los perros de la lluvia
condenados….

Copyright Ariño2008

 


12 Comentarios Agrega el tuyo

  1. sarakraft dice:

    Me ha costado al menos tres o cuatro lecturas expresar algo que no fuera estupor y silencio. El poema es tan hermoso como terrible. No sé que parte de ti has puesto en él, aunque me es indiferente. Es tan denso y estruendoso como lo que cuenta. ¿Tan cerca está del espantapájaros?
    Me ha fascinado la trasmutacióndel vampiro, esas frases clavadas en la memoria: «vomito de sangre feroz sobre la línea pintada, que recogí como las espuma de las olas entre mis dedos»; las preguntas de ella al espantapájaros, estremecedoras e intensas.
    Creo muy interesante ese juego tú/ella, me hace pensar en una curiosa psicología, la protección/remordimiento ante los hechos.
    Una abrazo…

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    1. jimarino dice:

      sara,
      de nuevo por aquí, y de nuevo seducido por tu comentario. tengo que agradecerte las lecturas del poema, no es fácil, ni siquiera sé si es un poema o un ritual, o quizá sea ambas cosas, lleno de imperfecciones, o quizá no, tal vez sordo , o roto, o perdido, o excesivamente lírico, simplemente es, aunque con tu mirada hayas alumbrado el sentido de los pronombres, la protección del pudor, cubierto la distancia en apariencia insalvable entre vida y literatura, tan dificil de separarse en este arrebato, en estos versos que me pertenecían como mi memoria y que jamás habían surgido, enterrados en esa protección/remordimiento de los hechos que me construyeron. El texto ha sido un vómito feroz, ahora sólo tengo mal sabor de boca, demasiado pudor, a punto de borrarlo…
      Un abrazo.

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  2. Olvido dice:

    Fantástico. Duro, como las venas en tensión abultadas por la atadura que unos centímetros más arriba aprieta cerca de la salvación o el infierno.
    Un auténtico descoloque denso y crudo que deja un amargor en la boca fría.
    Un saludo

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    1. jimarino dice:

      Olvido, muchas gracias por el comentario, quizá sea éste el texto que con más pudor he escrito en toda mi vida, y eso me hace sentirme fragil, roto , inseguro de casi todo, como si no fuera capaz de distinguirlo ni de juzgarlo, ni siquiera sabía si estaba siendo obsceno, sólo me latía el corazón, sólo me dejaba llevar. Es posible que sea el peor poema que he escrito nunca, tampoco lo sé, pero lo tenía dentro como una puñalada, como un ritmo extraño que pugnó durante años para surgir, para ser vomitado y expiar algo que murió entre mis manos, como eso que tu dices una oración de salvación o de infierno. Muchos años cargando con él para que sea sólo literatura (quizá no lo sea), así que tu presencia aquí me ha dado al menos un sentido, una sensación de que alguien comprendió mi ceremonia negra, mi trasmutación de vampiro en espantapájaros, sin que le importase la perfección de unos versos medidos, sino sólo adentrándose en un espacio que fue mi locura y mi redención a un tiempo. De todo corazón, muchas gracias…
      Por cierto, nunca he escrito nada, pero desde que descubrí en diciembre del año pasado Cierta Belleza, no he dejado de adentrarme en su maravilloso mundo. Y como decía en una ocasión Alfaro ¿cuándo vuelves?.
      Un beso muy fuerte

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  3. alfaro dice:

    Es un poco desasosegante…
    es como un dolor reprimido pero que se escapa…
    «todos los días pìenso en lesas noches de incendio…»
    «pero ella me siguió»,
    es ese binomio de amor/muerte, ese vampirizarse del amor, y de la pasión…, donde siempre se desaparece…

    El último paréntesis es …, por sí solo ya haría un poema excelente, es como la conclusión de todo el poema
    «qué quedo… cuando el deseo se hace vampiro y muere el espantapájaros»
    yo lo hubiera puesto interrogativo, pero tú afirmas con una certeza absoluta, y vuelves a tu símbolo más particular,el espantapájaros

    y vuelves sobre tus pasos y cierras magistralmente el poema con las palabras iniciales: «todos los días pienso en esas noches de incendio…» y con ello le das más valor a ese acto repetitivo en los días.

    me gusta, se ve el trabajo, la técnica, la importancia del mundo clásico, me parece de gran valor literario.
    Enhorabuena, un abrazo.

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    1. jimarino dice:

      Mi querida Alfaro,
      De nuevo agradecido por tu lúcida presencia. Por primera vez en verdad pequeño como un niño, frágil en medio de este poema que más que un poema es un exorcismo. La parte técnica que describes en el comentario alivia la sensación de desnudez, de falsa literatura que estuvo a punto de hacer que borrara el post (es curioso sentir lo más biográfico como falsa literatura). De alguna forma siempre me ayudas. Utilizar los recursos que conozco me hizo intentar afrontar el espantapájaros y el vampiro con una rara sensación de artificio, pero pienso que, de no hacerlo, me hubiera salido un texto carne de psiquiatra y no un poema que al menos aspirase a un cierta dignidad. Me apropié de la Divina Comedia, sobre todo ahora que la releo comprendiéndola quizá por primera vez. Es posible que Dante y Baudelaire hayan despertado en mí lugares que había ocultado, culpas que latían y se adueñaban en secreto de ciertos pálpitos, de parte de mi vida presente. Me hubiera gustado ser más alegre, o más brillante, o quizá haber iniciado unas cuantas piruetas y volver a mis mundos seguros. Todavía, cuando, leo El espantapájaros y el vampiro siento una intensísima vergüenza. Lo peor es que el fingidor se ha transformado en confesor, aunque mezcle los pronombres y pretenda una pirueta final convirtiéndo los versos en un círculo. Supongo que me he sentido a tu lado enfrentándome a los Titantes brillantes de Un punto, y seguramente es que para mí, casi todo ha sido dificil, o me ha costado mucho, quizá lo único que ha sido relativamente fluido ha sido el amor y la lectura, el abismo y la decepción, y eso entronca con todo mi mundo cerrado, excluido, perdido. Pero soy un tipo de lo más alegre, te lo prometo, siento la vida cada vez más auténtica y exhuberante. Tu texto me ha provocado un sonrisa esta mañana, me ha dado fuerza. Debe ser ese tu don. Por cierto, me encantaría que me explicarás con detalle, si no es una molestia, la parte racional de Un punto, es pura curiosidad.
      Un besazo…

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  4. (* dice:

    Mira, una cosa te voy a decir, yo no tengo ni idea, como quien dice, de casi nada. De poesía, puedo garantizarte que mucho menos que nada. Y sin embargo sí sé cuando algo me agarra bien por dentro, ¿sabes? Es algo así como tu: «(…pintamos de rojo los muros, /se impregnó el aliento del suave /murmullo de las hadas.)», como si me pintaran de rojo por dentro, como si vinieran esas hadas para darme alas, eso es lo que siento cuando algo me agarra. Y puedo asegurarte que, desde mi ignorancia, este poema y sobre todo esto:

    «El suspiro empaña este silencio,
    palpita el subconsciente
    con los remordimientos de los peces,
    sordos, mudos, apenas
    vida de segundos
    que anochecen, el olvido
    que pudo con ello,
    con el destino
    y la corona de espinas
    que clavé en tu frente.»

    Y me encantaría que el espantapájaros que fue vampiro y el vampiro que fue espantapájaros me hablara del remordimiento de los peces.

    Un besazo.

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    1. jimarino dice:

      (*
      eres un sol, no sé que puedo decir. Si algo es confuso, tú lo iluminas, me lo devuelves con creces, me lo pones delante de los ojos para que lo vea. ¿Todo lo que tocas lo llenas de esa dicha? Serás un milagro para los que te conozcan de cerca. Si el poema ha servido para despertar algo así en ti, una parte de su precio ya está cobrado de sobra. El remordimiento de los hombres es parecido al de los peces, pero posee una diferencia fundamental: nuestra capacidad de olvido, de enmudecer, de borrar para sobrevivir, tiene un límite, y casi siempre nos traiciona más tarde o más temprano, aunque sea por analogia, por oposicion o similitud, por fragilidad. Espero que jamás te encuentres con algún vampiro, son mucho más amables y hermosos los espantapájaros, y te harán infinitamente más feliz.
      Un besazo muy fuerte

      Me gusta

  5. (* dice:

    Ay, que me he dejado la frase a medias. Quería decir que sobre todo ese fragmento me ha dejado… no encuentro ni las palabras. Roja y con alas, como ya te he dicho, puede que sea así.

    Me gusta

  6. (* dice:

    Perdona, no te confundas, ¿eh? Que un sol no soy, que yo soy una luna… jejeje…

    ¿Sabes? El otro día desde el autobús vi un espantapájaros en medio de una tierra naranja y llena de surcos. Sonreí. Estaba escribiendo un poema con el viento.

    Un dulce beso.

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  7. The Flows dice:

    Sigue siendo grande el espantapájaros… aunque no le guste la creveza.

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    1. jimarino dice:

      The flows
      Gracias por lo de grande. Mil disculpas, un temporada en el infierno, tipo Rimbaud, demasiado exceso de todo y sin tiempo para nada. Prometo subsanarlo en cuanto pueda. Me sigue encantando la cerveza y los reencuentros. La semana que viene me voy de viaje, pero vuelvo el próximo domingo. Apareceré.
      Un abrazo muy fuerte

      Me gusta

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