Dorados esos muslos, suenan sus ecos por el laberinto de Dédalo: -Hijo, asume el destino, la pátina que envuelve tu cuna, no hagas lo que no debas-. Los cabellos sobre los hombros: Así es la expresión del deseo, la grupa alzada y la humedad, y me pierdo. Cada momento del aire tiene un instante de gloria: -Vuelo, vuelo donde no llegas, donde me alcanza la paz del amor y sólo bulle la presión de la aspereza.- ¿Prefiero el amor o el deseo? Me pierdo en ti, pero también en ti. La disyuntiva se define por oposición entre contemplación y furia. Tú crees que soy el domesticado que abraza, y tú el salvaje que ahonda. Un abrazo al anochecer sobre el colchón caliente, mientras rozo con mis dedos la curva de tu vientre. Un jadeo en los ojos, mientras tu deseo inasible me humedece el pubis y devora mi carne encarnada. Dorados esos muslos, me quema el aire de tus ojos, la suave brisa que provocan las lágrimas. Soy de arena, igual caigo sobre la tierra y reposo, que me empuja el viento tan lejos que sólo ardo de humedad.
… y Dédalo asume su destino, ¿no hubiera preferido que el destino le deparase la suerte de Teseo?
Creo que Teseo tiene la respuesta a la pregunta del poema.
Buenas noches.
Qué… qué… ¡ya perdonarás la falta de palabras! Qué pasada. Me acaban de nacer unas alas y vuelo cada vez más alto, embriagada, como en un sueño. Sólo espero que no sean de cera y no se derritan con el sol. Sería como cuando, de repente, por la noche, te caes de la cama.
Qué aguda eres, Alfaro…
pero tengo que confesarte que Teseo me parece un chico bien al que todo le sale bien. Prefiero a Ícaro con ventaja, a Ícaro y a su padre Dédalo. Además, hay que comprender que los mitos mienten a veces. Se puede tener a Ariadna al final del hilo y quedarse Teseo de copas por los rincones del laberinto, encontrando algunas hadas con las que entrener el tiempo; los laberintos siempre son hermosos de vez en cuando, no se sabe que se encontrará uno a la vuelta de la esquina, o si el siguiente muro nos descubirirá algun paraiso temporal.
Aunque es verdad, en el fondo en el mito de Teso está la respuesta al poema …¿pero como aferrarnos tan sólo al hilo de Ariadna?
(*
no te caigas de la cama, lunera, que tus alas no son todavía de cera. Tus comentarios como siempre imprevisibles y atinados, los espero casi asustado, siempre tratando de entender lo que quieres decirme exactamente.
Un gusto tenerte por estos lugares y me alegro mucho que te guste el poema (aunque todavía no sé si te gusta, por más veces que te leo más extrañado me quedo, aunque ese punto me seduce).
Un abrazo.
Tu espantapájaros anda seducido por las curvaturas de las dos sirenas.
Se sume en un diálogo de corte clásico, para mi gusto (no me hagas mucho caso, yo no entiendo mucho)
La gran aportación del poema, entiendo que está al principio: la asunción de la dualidad del espantapájaros frente a la seducción de los opuestos representados por las dos sirenas, o el amor y el deseo. Dos conceptos tan distintos… El espantapájaros no sabe muy bien con cual quedarse.
Reconozco a un poeta por sus versos, por lo sagrado de sus palabras y sus imágenes. Creo haber reconocido algo parecido en tu poema. Un eco de lo universal de la mirada, de lo personal de tus palabras.
Muchas felicidades, poeta…
… y Dédalo asume su destino, ¿no hubiera preferido que el destino le deparase la suerte de Teseo?
Creo que Teseo tiene la respuesta a la pregunta del poema.
Buenas noches.
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Qué… qué… ¡ya perdonarás la falta de palabras! Qué pasada. Me acaban de nacer unas alas y vuelo cada vez más alto, embriagada, como en un sueño. Sólo espero que no sean de cera y no se derritan con el sol. Sería como cuando, de repente, por la noche, te caes de la cama.
Un abrazo.
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Qué aguda eres, Alfaro…
pero tengo que confesarte que Teseo me parece un chico bien al que todo le sale bien. Prefiero a Ícaro con ventaja, a Ícaro y a su padre Dédalo. Además, hay que comprender que los mitos mienten a veces. Se puede tener a Ariadna al final del hilo y quedarse Teseo de copas por los rincones del laberinto, encontrando algunas hadas con las que entrener el tiempo; los laberintos siempre son hermosos de vez en cuando, no se sabe que se encontrará uno a la vuelta de la esquina, o si el siguiente muro nos descubirirá algun paraiso temporal.
Aunque es verdad, en el fondo en el mito de Teso está la respuesta al poema …¿pero como aferrarnos tan sólo al hilo de Ariadna?
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(*
no te caigas de la cama, lunera, que tus alas no son todavía de cera. Tus comentarios como siempre imprevisibles y atinados, los espero casi asustado, siempre tratando de entender lo que quieres decirme exactamente.
Un gusto tenerte por estos lugares y me alegro mucho que te guste el poema (aunque todavía no sé si te gusta, por más veces que te leo más extrañado me quedo, aunque ese punto me seduce).
Un abrazo.
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Ariño,
Tu espantapájaros anda seducido por las curvaturas de las dos sirenas.
Se sume en un diálogo de corte clásico, para mi gusto (no me hagas mucho caso, yo no entiendo mucho)
La gran aportación del poema, entiendo que está al principio: la asunción de la dualidad del espantapájaros frente a la seducción de los opuestos representados por las dos sirenas, o el amor y el deseo. Dos conceptos tan distintos… El espantapájaros no sabe muy bien con cual quedarse.
Una curiosa metáfora que me ha hecho pensar….
Un abrazo,
Estel J.
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Reconozco a un poeta por sus versos, por lo sagrado de sus palabras y sus imágenes. Creo haber reconocido algo parecido en tu poema. Un eco de lo universal de la mirada, de lo personal de tus palabras.
Muchas felicidades, poeta…
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