paul bowles (el cielo protector)

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Nació en Nueva York, en 1910. Paul Bowles fue ante todo un enorme novelista, pero también ejemplo para varias generaciones, no sólo literario, sino humano, y todo porque en cierto modo eligió la vida que le dio la gana, algo nada común. Es curioso que en el transcurso de la primera época de su vida fuera músico, y además de éxito. Compuso piezas sinfónicas conocidas para el teatro y el cine, pero la tierra donde nació y vivió una buena parte de su existencia no le era suficiente. Sin pertenecer jamás a la generación perdida norteamericana -era más joven que Hemningway o Fitzgerald- eligió como ellos salir de su país, y como destino, terminó por abrazar África. Su exilio fue absoluto, quiero decir, que nunca volvío a los Estados Unidos más que para recibir asistencia médica, y murió en Tanger en 1999, ciudad que conoció con 21 años. Fue un viajero de los de verdad, de los que se adentraban en otras tierras para vivir una vida distinta. Lo hizo en México cuatro largos años, donde aprendió ese español suave y preciso que quienes le visitaron en su casa de Tanger aseguraban que hablaba. Emprendió todos sus recorridos en compañía de su mujer, la también escritora Jane Bowles. Ambos rompieron de un plumazo con una vida burguesa que detestaban, y su talento se vio compensado con la fortuna. Definitivamente en 1952, después de haber recorrido medio mundo, se instaló en Tanger, por entonces una ciudad cosmopolita y exótica, ciudad internacional por excelencia, llena todavía de la influencia del colonialismo francés y los restos del antiguo imperio español. Pero su vida no fue fácil. Compuso música para obras de Tenesse Williams, Jean Cocteau y Lilliam Hellman, colaboró con Orson Welles y John Houston, y en 1943, Leonard Berstein estrenó su pieza musical The Wind Remains, basada en un texto de Federico García Lorca. Hizo suya una frase de kafka con un empeño inaudito; » a partir de cierto punto, ya no hay posibilidad de retorno», y abandonó la música cuando su talento era masivamente reconocido. Apostó por la novela, y en 1949 público The Sheltering Sky (El cielo protector) su obra maestra, pero estaba demasiado lejos de todo por entonces para preocuparse por la difusión de su libro, así que el texto pasó desapercibido, e hizo que se acuñara aquella frase sobre él: Paul Bowles sólo escribe para sí mismo.

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A mediados de los cincuenta, la beat generation recuperan la novela, y enarbolan a Bowles como ejemplo de libertad creativa y rebeldía. Fue aquella la época en la que William Burroughs, Gregory Corso, Jack Keroauc y Allen Ginsberg lo visitaban en Tanger, las noches memorables en el café Hafa, tomando Kif y dejando que la noche y los acantilados de la ciudad los envolvieran. Pero él tenía poco que ver con aquellos ruidosos escritores. Generación tras generación fueron acudiendo a esa ciudad atraídos por su leyenda, y sobre todo avisados de su generosidad; abría las puertas a cualquiera que deseara visitarlo, pero a pesar de ello vivió épocas de pobreza aguda, sin recursos de ninguna clase, y encima sufrió la enfermedad de Jane Bowles, sus problemas mentales como un tormento insoportable. Haro Tecglen escribió sobre aquella relación: «A Bowles le eclipsaba su mujer, Jenny, ahora enterrada en Málaga, donde murió con la cabeza perdida. Jenny y Paul Bowles eran una pareja extraña: vivían entonces puerta con puerta, ella sostenida -físicamente: se caía- por una marroquí, la Cherifa, a la que Paul atribuía capacidades mágicas y de la que siempre sospechó que estaba drogando a su mujer, hasta la muerte. Él, con un marroquí discreto, que le ayudó también. Jane murió en Málaga, en 1973, y comenzó un periodo aciago que la fortuna que siempre le había acompañado se encargó de truncar.

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En 1989 Bernardo Bertolucci estrenó El cielo protector, una película hermosa e intensa, con algunos momentos irregulares, e inferior a la novela, que despertó el interés del público por la obra de Bowles y por los pormenores de una vida de película. A partir de entonces se reeditaron sus textos en medio mundo, y los problemas económicos dejaron de acuciarle. Siguió recibiendo visitas hasta casi el final de sus días, aunque cada vez más silencioso y ajeno a sus admiradores, como si se estuviera diluyendo en el desierto que le acogió en los primeros años cincuenta. En su última época, solía rezar que ni cuando estuviera muriéndose diría que tuvo una época en la que se sintió maduro, empeñado en afirmar que uno siempre cambiaba, y en el fondo, por más que se afanasen los estúpidos, nunca se llega a nada. Añadía, con su elegancia habitual: llegar tampoco es necesario, morir sí, todo lo inevitable, es necesario.

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El cielo protector

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El cielo protector relata la historia de Port y Kit, una pareja de norteamericanos que se adentran en el corazón de África del norte en busca de un lugar físico en el que quedarse y encontrarse a si mismos. Es un viaje alucinante a través del desierto y, al mismo tiempo, un recorrido por una relación amorosa en declive, envuelta en un silencio de malentendidos y contradicciones que va adquiriendo la forma del cielo y los paisajes que recorren, ahogada por un esplendor y una grandeza que los empuja al naufragio. El desenlace de la historia resulta sorprendente, pero lo mejor es zambullirse en sus páginas para comprobarlo.

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Fragmento del cielo protector

» Creo que los dos tenemos miedo de lo mismo. Y por una misma razón. Nunca hemos conseguido, ninguno de los dos, entrar en la vida. Estamos colgando del lado de afuera, por mucho que hagamos, convencidos de que nos vamos a caer en el próximo tumbo.
(…)
Estaba en algún lugar; para regresar de la nada había atravesado vastas regiones. En el centro de su conciencia había la certidumbre de una infinita tristeza, pero esa tristeza lo reconfortaba porque era lo único que le resultaba familiar. «

Obras en Español

* Cabezas Verdes, Manos Azules
* Casi Nada
* Cuentos del Desierto
* Cuentos Escogidos
* Dejala Que Caiga
* Dias y Viajes
* El Cielo Protector
* El Jefe
* El Tiempo De La Amistad: Cuentos 1948-1976
* En Contacto Cartas De Paul Bowles
* La Tierra Caliente
* Misa Del Gallo
* Muy Lejos De Casa
* Palabras Ingratas
* Poemas, 1926-1969
* Un Episodio Distante

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Un comentario Agrega el tuyo

  1. raúl peña dice:

    ¿teneís algún tema musical o sindonía de Bowles?

    Me gusta

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