UN ALMA
Fragmentos de aquella locura blanca
llegan desde el otoño,
adormecen estas babas de silencio
que mataron la ternura;
aparición del cuerpo
como un castigo de horas muertas
y podridas rosas.
Así surge el deseo,
en el origen del descansillo,
y allí se desnuda, cuerpo, cuerpo,
maldito cuerpo,
sobre la silla,
pelo púbico enmarañado,
la línea, sus dientes doloridos,
decía: -quiero un alma
tierna y tibia-.
Y este poema también me parece precioso. 🙂
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