Bohumil Hrabal-Bodas en casa



Sé que fue un libro de Bohumil Hrabal, pasada la ráfaga marginal de los bukowski, Burroughs y compañía. Lo sé porque recuerdo las tapas del libro, duras, y la portada luminosa, colorida; una casa, una hermosa casa rodeada de jardines y vegetación, ligeramente sobria, como las de cualquier país del Este comunista, ese espacio de la República Checa, que siempre fue país burgués y elegante, que siempre guardó la esencia de lo europeo a pesar de Stalin y el imperio de la URSS. Fuera como fuese ese libro estuvo en mis manos un tiempo; duró poco, una lectura, cierto repaso indolente, nocturno, y una admiración secreta, incondicional y jocosa.

Un obrero siderúrgico que escribía como los ángeles y hablaba de Kant, de Nietzsche y Schoppenhauer a solas, para luego adentrarse en las tabernas nocturnas y celebrar la vida con esos otros obreros mugrientos y fatigados, llenos de tierra y óxido, de desilusión bañada en alcohol que en otras vidas fueron asesores, contables, profesores de universidad, artistas, y ahora embrutecían sus manos y cantaban a la existencia envueltos en el humo enmohecido del  acero bruñido, en la quemazón incesante de las hogueras y las calderas. Sé que fue entonces cuando la alegría se hizo nítida. No puedo explicar por qué, o quizá sí, pero el libro anda difuso en algún lugar de mi memoria. Bodas en casa era el título, ni siquiera recuerdo la editorial. El libro llegó de la mano de mi hermano. Un amigo suyo guardaba como un tesoro aquella edición. Nos encontramos en un concierto de madrugada. Vestía extraño el muchacho. Las guitarras atronaron durante aquella hora y media y al salir de la sala el amigo de mi hermano sacó la novela. La guardaba en un bolso de tela marrón, lleno de chapas con anagramas de bandas garajeras desconocidas para mí. Insistía solemne, casi orgulloso y feliz, convencido en verdad, que la música popular no venía de los Beatles sino de los grupos del underground norteamericano. Recitaba en voz alta una lista terrible que nunca más volví a oír salvo en las páginas de esa revista tan particular que fue Ruta 66, y varios años después. Mi oídos estaban disponibles para otras sonoridades, pero debo reconocer cierta enjundia en los razonamientos del chico. En cierta medida anticipó en su discurso, antes de que yo fuera consciente, la supremacía de las masas consumidoras sobre el valor cultural o artístico de las distintas artes. Decía seguro de sí mismo, algo que probablemente ya sabía mucha gente por aquel entonces, y que yo obviaba con encono quizá por la necesidad de ser crédulo e inocente, que el concepto popular rompería su antiguo significado y se convertiría irremediablemente en una dictadura capaz de borrar la historia o manipularla a su antojo.

-Estamos entrando definitivamente, sino hemos entrado ya hace veinte o treinta años, en la supremacía del gusto superficial, profano y veleidoso de las masas. Ninguna expresión artística podrá alcanzar un lugar de supervivencia más allá de la aceptación popular por más que se esfuerce la crítica o la historia de la distintas artes, y esa aceptación popular es cada días más mediocre, más manipulable, más engreída e insulsa.

El libro que sostuvo un rato entre sus manos parecía una prolongación de su discurso por el modo en que se agitaba al ritmo de sus brazos. Gesticulaba y la timidez le enrojecía las mejillas, aunque no titubeó ni una sola vez. Cuando se lo dio a mi hermano Daniel,le pidió que se lo devolviera al terminarlo, que era uno de sus tesoros más queridos, y me recomendó a su vez que lo leyera. Por entonces yo escribía textos adolescentes en Fruta Fresca, en Cavidades y en Pescara Blues. No puedo precisar el año exacto, quizá 1993 o 1994, pero sí el comienzo de un tiempo difícil. Primero fue mi hermano quien devoró de principio a fin Bodas en casa de Bohumil Hrabal. Después fui yo, en el viejo apartamento de la calle Albocácer, entre el humeante salón lleno de objetos y mi diminuto despacho con ventanal a un patio interior triste y mohoso, donde había una ventana en el piso superior en la que se asomaba un anciano grueso y somnoliento que me pedía cigarrillos de vez en cuando a causa de la prohibición del médico –y su mujer especialmente-.

Era tan distinta esa literatura, tan llena de vida y talento, y a la vez me remitía la fuentes de la contracultura que yo admiraba y anhelaba con encono por entonces, incluso años después de que se disiparan los sueños de rock ´n roll o la vaga comprensión de una vida juvenil alargada para siempre. Bodas en casa fue una de las fascinaciones literarias más intensas de las que me acuerdo. Veo a Daniel hablando de la diferencia de Bohumil Hrabal sobre el resto. Aún no habíamos leído a Gao Xigan ni El archipiélago Gulag de Solzhenitsyn. Sabíamos de la particularidades del comunismo checo a través de la Insoportable levedad del ser y La broma de Milan Kundera, pero no éramos conscientes, o al menos no con la terrible sensación de horror, del significado profundo de la palabra estalinismo o revolución cultural, del terror indescriptible que debieron sufrir millones de personas ante el peso desolador y descomunal del Estado que se descargaba virulento sobre el individuo, sobre la libertad de los hombres, tan terrible como los excesos del nazismo o la violencia del fascismo. Ahora, a estas alturas, comprendo porque Bohumil tenía esa extraña amargura, o mejor, porque sus personajes necesitaban beber y beber para soportar la vida. Es curioso el sentido del humor checo, su tendencia a contar las cosas en literatura de otro modo sin que dejen de ser terribles. La primavera de Praga en el 68 terminó con numerosos sueños de juventud de una buena parte de los habitantes del país. Pero les dejó ese curioso escepticismo, ese modo particular de mirar que Bohumil Hrabal entonaba con una naturalidad pasmosa.

Recuerdo al protagonista de Bodas en casa, siento no poder transcribir el nombre porque no he vuelto a tener la novela en mis manos –hoy está desgraciadamente descatalogada-, el amor que profesaba a su mujer, su vida miserable como obrero y su risa de impotencia ante el silencio. No sé cómo pudo hacerlo, como aguantó tantos años mi querido viejo. No le dieron el premio Nobel, aunque tengo entendido que fue postulado una vez después de la caída del muro. No era demasiado intelectual en su narrativa, quizá fuera ese su pecado. No podría definir con exactitud en qué consistía esa magnífica literatura; quizá estaba llena de alegría y sobre todo de esperanza. Bajo el peso de los racionamientos y las limitaciones desoladoras, no sólo materiales sino humanas, del comunismo, en medio de una cultura hecha irremediablemente de contradicciones -no en vano la antigua Checoslovaquia unida y su capital, Praga, fueron a principios de siglo símbolo del progreso burgués, de la alta cultura europea, inmersa en una sociedad que iba a perecer agitada definitivamente por las consecuencias de la segunda guerra mundial y el imperio de las utopías totalitarias, e igualaba en rango a ciudades tan míticas como la Viena del Imperio Austro-Húngaro, e incluso superaba en esa época en esplendor y brillo a la propia Paris o al sombrío Londres- Hrabal brillaba como un brote espontáneo de júbilo y vitalidad.

Bohumil, hijo de la tradición europea, no podía renunciar a su proverbial optimismo natural por décadas de comunismo gris. Eso no era humano, y él lo era.

El amigo de mi hermano se perdió como muchos otros. Sé que ocultó su pista alguna madrugada insomne y ebria, y dejamos de asistir a conciertos de rock oscuro para adentrarnos en el power pop o el indipop, o como demonios se llamaran esas nuevas corrientes, más luminosas y sensuales. El libro se lo devolvimos, desde luego, pero aún recuerdo las largas charlas con mi hermano comentando el efecto de aquella lectura maravillosa.  Hablamos de varias cosas entonces:

-Bohumil Hrabal era alcohólico, sin poses ni exageraciones, un alcohólico que justificaba el alcohol simplemente porque era el único modo a su alcance –junto a la literatura- para soportar la vida gris que no podía cambiar bajo el peso de un régimen que exterminaba la individualidad y el gozo de la libertad. Nada nuevo, lo vemos a diario, de una forma más disimulada y en apariencia humana en nuestros mundos democráticos, con respiros de fin de semana y una supuesta libertad de acción porque compramos moda norteamericana o francesa, ridículas corbatas o libros subversivos, entramos libremente en internet o podemos insultar al presidente de gobierno de turno.

-Hrabal repudiaba por igual a los estalinistas que a los nazis; cualquier totalitarismo que pudiera limitar la libertad del hombre lo llevaba compulsivamente  a beber hasta el olvido y a escribir, aunque de sus labios sólo salían hermosas carcajadas de luz. Nos dejó la sensación de que la literatura era un arma valiente de libertad.

-Nuestro querido checo tenía una coraza de esperanza y optimismo que a pesar de las amarguras y la tristeza surgía indemne del paisaje desolador para celebrar la vida. Lo mugriento era el entorno. La luz y la belleza, sin embargo, se hallaban en todas partes.

-Al contrario que nuestro ídolo juvenil de la época, tan repetitivo como limitado, Mister Charles Bukowski, a Hrabal le importaban un comino las putas y el lado oscuro y salvaje de la vida, los estereotipos marginales y el sexo descarnado, más  bien se pirraba por el amor, el amor a su mujer, y por la sensualidad sutil de las féminas centroeuropeas, sus mejillas y brazos sonrosados, esos cabellos rubios que le recordaban a la juventud perdida no con nostalgia sino con la festividad de lo vivido  y apurado, de lo jamás arrastrado ni siquiera por el peso de la Historia. El paso del tiempo molía el cuerpo, pero alimentaba el alma de una dicha inamovible que irradiaban sus personajes y sus relatos. Quizá hubiera sido capaz de brindar en el infierno.

-Las máscaras de la sociedad comunista, el ocultamiento y el exterminio de profesiones y saberes en pos de la falsa revolución proletaria, permitió que Bohumil llenara sus magníficos textos de personajes que siempre escondían a otros; borrachos ilustres capaces de enumerar teoremas matemáticos de primer orden, asesores fiscales que ejercían de barrenderos o peones agrícolas, filósofos que conducían autobuses, escritores como él que trabajaban en fábricas de escombros y se llenaba de polvo y orines mientras construían en secreto la literatura checa. El mundo capitalista permite una libertad aparente que sólo el dinero y la popularidad compran. Para la mayoría de los habitantes del occidente rico, el fingimiento es practica común sin embargo. No ejercemos de lo que somos, somos lo que podemos y transfiguramos nuestra imagen para ser aceptados o para sobrevivir. En eso, el mundo de Hrabal es reconocible y cercano. Mi hermano decía que en Bohumil había descubierto que tras los rostros derrotados que veía a veces en los bares del barrio podía hallarse, tal vez, un destello de la verdadera vida, y que, por el contrario, era posible que los triunfadores del siglo no fueran más que farsantes sin identidad ni alma. Al menos era un consuelo, susurraba.

-Recuerdo el amor eterno y puro que profesaba a su mujer, personaje memorable de cuya descripción física no me queda nada, pero si de su paciencia, de su entrega a ese narrador derrotado a los puntos mas sin concesiones al K.O.

-El señor Hrabal, siempre deslumbrante y ávido de saber, nos demostró que para escribir no estaba mal conocer la historia de la literatura, y que el testimonio vital no era más que una excusa para el verdadero arte, aun cuando las condiciones de vida fueran tan insoportables que lo único cierto parecía ser el sufrimiento y la impotencia ahogados en vodka y cerveza.

-Ni una sólo página escrita por su manos tuvo un ápice de odio. Francamente, algo increíble para quienes vivieron el siglo XX

Quizá pudo ser aquella hermosa lista de fascinaciones que nos tuvo entretenidos algún tiempo. Daniel inventó aquella frase de la negrura, y a Bohumil como antídoto para su enfermiza y estética tristeza. Debo reconocer que a veces me sirvió; cosas de mi lúcido hermano y del checo. Alguien que tuvo que esconderse de esa manera tanto tiempo merecería sin duda alguna atención por la exhuberancia de su talento: eso hubiera dicho yo sobre Bohumil a un no iniciado en su secta.

Esta noche de cena inminente, de camaradería sincera, antes de beber unas copas y tratar de soportar la existencia diaria que vendrá mañana, pienso en Hrabal. Busco sus libros en la enorme estantería de mi casa y encuentro La pequeña ciudad donde el tiempo se detuvo, también Anuncio una casa en la que ya no quiero vivir, esos cuentos tan extraños y kafkianos que anticipaban su futura oscuridad de alguna forma; ojeo por un instante Una soledad tan ruidosa, también Trenes rigurosamente vigilados y recuerdo la extraordinaria película de Jirí Menzel realizada en los años sesenta que tengo grabada en DVD, aunque en versión original, en checo, sin subtítulos –no se puede tener todo-. Sigo mirando y no encuentro Bodas en casa. Nadie se atrevió posteriormente a editarla, o eso creía, porque mi hermana me aseguró hace poco que Destino  publicó de nuevo la novela en 1996, pero debió pasar sin pena ni gloria, siendo un libro tan extraordinario, escrito por uno de los más reputados y excelsos escritores checoslovacos del siglo, y a veces, en las ferias del libro de ocasión rastreo las estanterías buscando la maldita novela que a menudo necesito para arrancarme del corazón la tristeza o las ausencias, para recordar al viejo compadre de mi hermano desaparecido, para decirle a gritos a Daniel que aún es posible, que siga riendo como el viejo Bohumil Hrabal en las tabernas mugrientas de la campiña checa o en los barrios populares de Praga. No lo he hallado, seguiré buscando, o animo a algún editor a que lo vuelva a publicar con merecimientos y cierto interés. Estoy seguro, aunque hace tanto tiempo de su lectura, que sigue sirviendo para vivir, que arrancará sonrisas y deleite, que es hermoso y estéticamente valioso. Bodas en casa.

Estoy pensando en poner un anuncio; Anuncio una casa en la que ya no quiero vivir. Busco Bodas en otra casa, una casa hermosa donde el alcohol abundante hace reír a los simples e inocentes, también a los otros, un alcohol que nace de la hermandad y la esencia de la vida, que no mata, una sensualidad en medio de la negrura y la monotonía, una causa por la que brindar sin ahogos, esa parte de esperanza que se perdió en 1997,  cuando Bohumil, anciano y destruido, cayó por el balcón de la residencia en la que vivía tratando de dar de comer a los pájaros risueños que seguían posándose en su balcón. Otra paradoja literaria, hasta para suicidarse tuvo que inventarse una bella metáfora.

Copyright Jimarino

Bohumil Hrbal nacio en Brno, (Moravia), el 28 de marzo de 1914. La mayor parte de su obra vio la luz en ediciones ilegales. Murió en Praga, el 3 de febrero de 1997 al caerse por el balcón de la residencia en la que vivía.

Obra

  • Skřivánci na niti (Alondras en el alambre), 1959.

  • Perlička na dně (La perlita en el fondo), Praga, Československý spisovatel, 1963.

  • Pábitelé (Clases de baile para adultos), Praga, Mladá fronta, 1964.

  • Ostře sledované vlaky (Trenes rigurosamente Vigilados), Praga, Československý spisovatel, 1964.

  • Taneční hodiny pro starší a pokročilé (Clases de baile para adultos y alumnos aventajados), Praga, Československý spisovatel, 1964.

  • Inzerát na dům, ve kterém už nechci bydlet (Anuncio una casa donde ya no quiero vivir), Praga, Mladá fronta, 1965.

  • Kopretina (Margarita), 1965.

  • Automat Svět (Mundo autómata*), 1966.

  • Obsluhoval jsem anglického krále (Yo que he servido al Rey de Inglaterra) Praga, Jazz petit, 1982.

  • Něžný barbar (Bárbara ternura*), edicion prohibida de 1973; Index, Cologne, 1981

  • «Trilogía» Městečko u vody (La pequeña ciudad al borde del agua)

  • Postřižiny (Tijeretazos), edición prohibida, 1974; Praga, Československý spisovatel, 1976.

  • Harlekýnovy milióny (Los millones de Arlequín*), Praga, Československý spisovatel, 1981

  • Městečko, kde se zastavil čas (La pequeña ciudad donde el tiempo se detuvo) edición prohibida 1974; Innsbruck, Comenius, 1978.

  • Každý den zázrak (Cada día un milagro*), 1979

  • Slavnosti sněženek (La fiesta de las campanillas verdes), Praga, Československý spisovatel, 1978.

  • Příliš hlučná samota (Una soledad demasiado ruidosa), edición prohibida, 1977; Colonia, Index, 1980.

  • Kluby poezie (Clubes de poesía*), Praga, Mladá fronta, 1981.

  • Domácí úkoly z pilnosti (Deberes para buenos alumnos*), Praga, Československý spisovatel, 1982.

  • Domácí úkoly z poetiky , 1984.

  • Život bez smokingu (Una vida sin esmoquin*), československý spisovatel, Prague, 1986

  • Svatby v domě (Bodas en casa) edición prohibida, 1986;Toronto, 68’Publishers, 1987.

  • Chcete vidět zlatou Prahu? (¿Quiere ver la Praga dorada?*), 1989

  • Kličky na kapesníku (Nudos en su pañuelo*), edición prohibida 1987; Praga, Práce, 1990.

  • Můj svět (Mi mundo*), 1989

  • Schizofrenické evangelium (El evangelio esquizofrénico*), 1990.

  • Kouzelná flétna (La flauta mágica*).

  • Ponorné říčky (Arroyos subterráneos), Praga, Pražská imaginace, 1991.

  • Růžový kavalír (El caballero de la rosa*), Praga, Pražská imaginace, 1991.

  • Aurora na mělčině (La «Aurora» fracasada*), Praga, Pražská imaginace, 1992.

  • Večerníčky pro Cassia (Bagatelas tardías para Casio*), Praga, Pražská imaginace, 1993.

  • Texty (Textos*), 1994.




32 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Hilvanes dice:

    Ha habido momentos en los que pensaba estar leyendo el primer capítulo de una novela … No conozco a Bohumil Hrabal. Los editores deberían poner menos atención a determinados estilos que imperan en estos días de grandes superficies y grandes misterios, y evitar que el olvido y la desmemoria destierren a autores que tienen ganado su lugar.

    «… y a veces, en las ferias del libro de ocasión rastreo las estanterías buscando la maldita novela que a menudo necesito para arrancarme del corazón la tristeza o las ausencias, para recordar al viejo compadre de mi hermano desaparecido, para decirle a gritos a Daniel que aún es posible, que siga riendo como el viejo Bohumil Hrabal en las tabernas mugrientas de la campiña checa o en los barrios populares de Praga».

    Impresionante trabajo.

    Como siempre.

    Besos

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    1. jimarino dice:

      Impresionante una vez más tu generosidad, mi querido Hilvanes y retales. Como novelista sin tiempo para hacer novelas tu comentario me agrada doblemente. Primero por que Bohumil Hrabal es uno de esos escritores que me siento obligado a proteger, y haber despertado el deseo de leerlo o la reflexión sobre la mala literatura que puebla las grandes superficies me consuela. Si encima he conseguido que el pequeño texto tenga un aire novelesco lo celebro de corazón. Muchas gracias de nuevo por tu comentario y por leer estos textos.
      Un abrazo muy fuerte

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  2. carlsomonsivas dice:

    Querido Jimarino:

    Dos semanas en vilo y me vienes con estas. Nada más y nada menos que Bohumil Hrabal. Ha sido un gusto revivir mis propias lecturas antiguas a través de tu hermosa historia con Bodas en casa. Tengo que buscar el libro por mi biblioteca y si lo encuentro prometo enviártelo. Después de éste bello texto que nos dejas prefiero de corazón que lo tengas tú.
    Me ha encantado la lista que elaboraste con tu hermano. Parece una declaración poética en vez de crítica literaria al uso, pero -debe ser por eso que me fascinan tanto tus ensayos- me resulta más acertada, útil y hermosa que las opiniones envenenadas de mis colegas sabiondos…

    Un abrazo

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    1. jimarino dice:

      Carlos, ojalá encuentres el libro y me lo envíes. te tomo la palabra. La lista de mi hermano fue como siempre suculenta; de verdad que nos emocionó en la época aquel libro mágico. Él tiene una lista de premisas parecidas en torno a algunos autores que le encanta; no tiene desperdicio. También es el rey de lo «frikie», pero esa es otra historia. Me alegra que te haya gustado el texto. Sobre tus colegas sabiondos no digo nada por si acaso…
      Otro abrazo muy fuerte.

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  3. Olvido dice:

    Tienes la cualidad de que, mientras leemos, llevemos los ojos directamente al corazón. Puede sonar cursi. Me da igual.
    Disfruto tanto…y además Hrabal. ¡Estupendo!
    Un abrazo

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    1. jimarino dice:

      Querida Olvido:
      Tus comentarios me vuelve a emocionar, y esta vez por dos razones:
      La primera, que el artículo sobre Hrabal te haya llevado los ojos al corazón justifica en sí mismo haberlo escrito y colgado en el blog, me da fuerzas, ánimo, ilusión y una alegria desmesurada, a lo que se añade que seas precisamente tú quien me diga eso. Hace unos meses una mujer de nombre italiano me escribió unas palabras en relación al texto de Ezra Pound, me decía que leerlo la había reconciliado con una de las pasiones de su marido muerto, precisamente el poeta norteamericano. Aquello me emocionó, porque alcanzar aunque sea por un instante «una ráfaga de lo humano» común a todos los hombres -el entrecomillado es porque es un frase de Michon- es tan dificil, tan extraño y complicado, mucho más que los asépticos logros de la crítica literaria o del estudio semiológico sesudo. Por eso tus palabras vuelven a otorgar sentido a un texto hecho sobre todo con la emoción más que con la razón. Hrabal pertenece no sólo a mi canón literario, sino a mi mundo sentimental pro encima de todo.

      En segundo lugar, siempre me fascinan tus itinerarios literarios, no sólo los que reflejas en tus artículos o en tus textos, sino los que me revelas en cada uno de los pasos que voy dando en Los perros de la lluvia y que sirven a tus comentarios. Me pasa algo similar con Carlos Monsivas, que no sé de donde saca tanto tiempo para haber leído todo lo que me resulta interesante. En un mundo de lectores tan ufanos y a menudo tan simplones, tu lista y tus conocimientos siempre me hacen pensar en un interlocutor cuando vomito mis preferencias. De alguna forma nuestro canon nos une y al tiempo me evita cierta soledad. Además, acabo de descubrir emocionado que tus correspondencias no fueron una mera continuación de un post que colgaste en Cierta belleza como yo creí en un principio, sino un puñado de textos magníficos, profundos y sublimes que he podido leer entre ayer sábado y hoy. Ya tengo en enlace localizado y la predisposicón dispuesta a asombrarme con una escritora que aunque sea en la brevedad de un blog casi siempre me fascina.
      Un abrazo muy fuerte, Olvido.

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  4. Zaxanaercis dice:

    Hola Jimarino,

    No lo conocía, pero me gusta este hombre y me gusta a través de ti,
    de tu manera de presentarlo, de hablar de él, de descubrirnoslo a los
    que lo ignorábamos. Su libro ya forma parte de lo pendiente por leer
    si es que puedo conseguirlo.

    Estoy totalmente de acuerdo con Hilvanes cuando dice que hay
    momentos en los que le parece estar leyendo una novela.
    Yo añadiría también que tienes todos los ingredientes para un
    relato: los personajes, tú, tu hermano y vuestro amigo. Tienes el
    paisaje, ése donde os movísteis y vivísteis vuestras vidas; después
    el amigo perdido, el paso del tiempo que transforma los paisajes y
    cambia a las personas…y en el núcleo un libro,´ese libro que
    devolvísteis como hilo conductor.

    Además del análisis profundo que nos has dejado sobre un hombre, una
    época, además de todas las reflexiones, vuelvo a estar de acuerdo con
    Hilvanes por el fragmento que ha seleccionado, porque desde «esta noche
    de cena inminente» hasta el final tu texto me parece bellísimo, de una
    sensibilidad enorme y también, por qué no, veo transparentarse la ternura.

    «Para decirle a Daniel que aún es posible».
    «Ese alcohol que nace de la esencia de la vida».
    «Anuncio una casa en la que ya no quiero vivir»
    «Hasta para suicidarse tuvo que inventarse una bella metáfora».

    Una vez más, felicidades,
    Un abrazo.

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    1. jimarino dice:

      Querida Zaxaercis,
      Ojalá encuentres Bodas en Casa. Estoy esperando que por correo eléctrónico que Carlos me confirme que envía el libro si lo tiene en su biblioteca, una novela que yo no he podido rescatar. Tu comentario de nuevo un gusto por su extensión y su agudeza, por la sensación de tener un interlocutor para mis textos fantasmas, para esos momentos de deuda literaria que alimentan mis lecturas constantemente. Bohumil Hrabal vale la pena. Te recomiendo para entrar en su mundo que veas la película de Jiri Menzel Yo que he servido al rey de Inglaterra o que leas le libro primero, no tiene desperdicio. El resto de obras de Hrabal editadas en Español creo que han quedado mencionadas en el texto.
      Sobre mis artículos-relatos que apuntabas como hacía Hilvanes, os aseguro que no tiene ningún mérito. A él le contestaba que soy un escritor de literatura que por razones alimenticias no tiene tiempo para escribirla, así que lo normal es que cuando trato de ponerme erudito con algún autor que adoro me salga la literatura que tendría que escribir en verdad. Inevitable, responde al caos irresoluble de ma tête y a mis circunstancias vitales.
      Ser tierno con mi hermano Daniel es relativamente sencillo por razones que no vienen a cuento, te lo prometo. Lo entenderías si lo conocieras. Todo un personaje que además me abrió las páginas de Bodas en casa. Me alegro mucho que te haya gustado el post. Hrabal es un escritor entrañable, casi inocente y lleno de ternura.
      Por cierto, te envíe un comentario a tu último poema, pero no sé si no te ha gustado o te ha ofendido o es que no te ha llegado. Me gustó tanto que me molestaría mucho que no hubieras recibido lo que te mandé.
      Un abrazo.

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  5. Libusa dice:

    Le debo al añorado Fernando Fernán-Gómez el haber llegado a Hrabal, gracias a uno de aquellos artículos que escribía en El País Semanal, en el que hablaba de una novela de un tal Bohumil Hrabal cuya lectura le había tocado hondo y que calificaba de pequeña joya, como es «Yo que he servido al rey de Inglaterra». He admirado siempre a F.F.G. (qué sensibilidad), así que me dejé llevar de su recomendación y leí el libro. Nada importante que añadir a tus palabras -qué buen texto-, sólo que descubrí, más que un escritor grande, una GRAN SENSIBILIDAD, un humor que invita a gozar de la vida por encima de la desdicha, una mirada poética de la realidad (niños jugando, como diamantes sobre la hierba (no sic), «Bodas en casa»), una humildad como persona, como escritor…
    Compré por entonces toda la bibliografía de Hrabal editada en español (unos 8 ó 9), en su mayor parte por la editorial Destino, como «Bodas en casa», imprescindible. No me extraña,Jimarino, que la eches de menos. Perdona, pero no me sentiría tan generosa de hacértela llegar. Ya regalé «Una soledad demasiado ruidosa», y no lo lamento pero me tuve que conformar con encontrar una edición reciente de peor calidad. Yo, para no iniciados en la literatura de B. Hrabal, recomendaría ese orden en la lectura, que fue el mío: «Yo que he servido..», «Bodas en casa», «Una soledad demasiado ruidosa», aunque creo que el orden importa poco. Ese último es un libro de corta lectura pero muy intenso, los que amamos los libros nos encontramos en esas páginas.
    Aunque Kafka era ya un referente para mí antes de llegar a Hrabal, él, Hrabal, me llevó a otros escritores checos (Kundera, Klíma, Monica Zgustova -interesante su biografía de Hrabal-, Seifert…) y viajar hasta Praga, como una especie de Meca literaria, incluida visita a la taberna «El tigre de oro» de sus textos a presentarle mis respetos al busto de Hrabal que la preside. Aunque mi respeto lo tendrá siempre desde cualquier sitio donde me encuentre sosteniendo uno de sus libros abierto en mis manos.

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    1. jimarino dice:

      Libusa,
      Tu sabio comentario acompañará el texto de Hrabal y lo enriquecerá. Además me revelas una biografía de Monica Zgustova sobre Hrabal que no conocía, así que el valor de tus palabras es para mí doble. Magnífica la lista de checos que nombras, y yo añadiría a Hasek, su sentido del humor y su ironía. Sobre el orden estoy de acuerdo, le sugerí a una de las personas que comentaron en el blog y a otra que me escribió por correo electrónico que empezara por Yo que he servido al Rey de Inglaterra. Me ha encantado que me digas que no espere tu envío de Bodas en casa, eso demuestra el valor que tienen para ti los libros. Espero poder volver a tener entre mis manos Bodas en casa algún día, aunque en el fondo tengo miedo de que disipe aquel antiguo hechizo que todavía me acompaña. Sin embargo, sí creo que Hrabal es un escritor grande a parte de un autor con gran sensibilidad, y lo es por su diferencia, por su extraño modo de contar que lo hace único, entrañable, querido como un viejo tio abuelo al que uno abraza por pura simpatía y amor. te he imaginado en las tabernas de Praga con una sonrisa en los labios, estoy seguro que te tomarías una cerveza en su honor.
      De nuevo gracias por el comentario. Espero volver a verte por Los perros de la lluvia. Los textos que escriba ganarán valor con tus palabras.
      Un abrazo.

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      1. Libusa dice:

        …Y, por supuesto, Hasek, con su única novela completada por otro a su muerte, Las Aventuras del Valeroso Soldado Schwejk», «el quijote» checo, puesto que su principal personaje es un icono nacional. Hasek vino a mí antes que Hrabal y cómo perdonar ese olvido.
        En cuanto a la biografía de Hrabal por M. Zgustova, se titula «Los frutos amargos del jardín de las delicias», editado por Destino en bolsillo en 1997, y ha corrido la misma suerte que la mayor parte de libros editados, así que creo que vas a tener también difícil encontrarlo (búscalo del mismo modo que Bodas en Casa…). Si sabes catalán, creo que hay algún título más que aún pueda circular.

        Te agradezco mucho tu atención en leerme y tus palabras. No va a romperse el encantamiento inicial porque vuelvas a leer «Bodas en casa», seguro. Y si lees la biografía reseñada encontrarás algo más que un viejo y entrañable tío abuelo, dicho esto sin ironía alguna. Encontrarás un hombre sabio y muy grande en su humildad, a pesar de sus miedos y sus debilidades.

        Sí, espero volver por tu casa a menudo, aunque entre y salga sin llamar. Llegué aquí por casualidad, buscando a Hrabal y me alegro de haber tocado buen puerto.

        Hasta pronto y
        ¡Buen provecho con esas lecturas!

        Libusa.

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  6. wilgefortis dice:

    está fantástica esa manera que tienes de contar tu vida mientras cuentas la de los demás
    bueno, y luego es que yo también quiero mucho a BH (valga la expresión)

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    1. jimarino dice:

      Gracias por el comentario, Wilgerfortis. La literatura permite desarollar esa inteligencia asociativa que relaciona los elementos de la experiencia con nuestra propia vida interior. No creo que haya un artefacto intelectual y emocional más rico y complejo que la novela, capaz de mezclar a través de la palabra la imaginación, el sueño, el espíritu y la razón con la propia experiencia sensorial de la vida. A veces pienso que leer desde ese punto de vista es la mejor manera de alcanzar alguna posible totalidad o al menos la impresión de unidad -aunque sea una unidad ficticia- que necesitamos para comprender nuestra propia existencia. Me ha sorprendido el amor que desprende Bohumil Hrabal a través de los comentarios y los correos que he recibido. Alguien debería de nuevo apostar por él, esta lleno de fuerza, talento y humanidad.

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  7. Alejandra dice:

    Hoy conocí accidentalmente a un checo que me recordó a una novela, a un autor.
    Se trata de «Bodas en casa» de Bohumil Hrabal.
    El coche humeaba por una rueda y mi amiga Zoila, ecuatoriana a la fuerza en Alemania me presentó al «paracaidista» así llama ella a su ex-marido que se presenta desde Inglaterra, donde vive fregando platos en un restaurante, pasando por la República Checa y, desde ahí en auto-stop, a pesar de la nieve y de sus 55 años, hasta Alemania.
    Habla idiomas, es mecánico, reparador y vendedor de coches viejos, lavaplatos, viajero, vividor, infiel, leal a sus principios, pobre, independiente, insobornable, incoherente, mujeriego, bebedor, humilde, visionario, inteligente…
    Abandonó a su mujer y dos hijos, el pequeño acababa de nacer. Nunca se preocupó por ellos ni les ayudó …apareció muchos años después…como paracaidista.
    Pasaporte alemán, alma checa con veinte años en Ecuador.
    A pesar de tener todos los boletos de la rifa de mi desaprobación, Zoila es mi amiga y he visto cuanto sufre con la educación de sus hijos, me desarmó.
    Su pasión mesurada por la vida, su sonrisa, su inocencia en los atajos, su ansía de libertad, su ironía. Me recordó «Bodas en casa», no sabía el porqué de tal asociación. Quería descubrirlo y entré en Internet. Leí el libro hace más de 15 años en una edición del «Círculo de lectores» y, a pesar de que después de tantos cambios de casa, ciudad y país, no sé donde está, tenía «en la piel» un recuerdo de él que hoy se ha despertado.
    Google me ha llevado a este blog y gracias a ti y a tu excelente artículo he comprendido el porqué.
    Un saludo desde Ulm,
    Alejandra

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    1. jimarino dice:

      Alejandra, que me llegue un saludo desde Ulm me resulta un milagro, y si encima viene con esta bonita historia que me cuentas aún me parece más maravilloso. Con Hrabal, parece que uno siempre encuentra milagros. En los correos recibidos me ha emocionado la cantidad de historias que han podido surgir a través de Hrabal, por medio de su talento literario y su resistencia vital. Tengo la sensación de que estamos llenos de esperanza a pesar de la desesperanza del mundo, y que escritores como Hrabal permiten ese aliento y ese alivio. Que mi artículo te haya podido ayudar a entender a ese marido díscolo, borracho e infiel me llena de satisfacción, aunque creo que el merito es del checo, nos llega desde su extraordinaria humanidad. Supongo que ese es el verdadero sentido de la gran literatura a parte del placer estético -sensual- que nos nos proporciona. La complejidad del mundo se nos escapa sin remedio y esa forzada totalidad de las novelas y la literatura en general nos permite una unidad aunque sea artificial para sostenernos. Espero que no pases demasiado frío en esa ciudad lejana. Mil gracias por el comentario que vuelve a enriquecer como muchos de los que habéis escrito en el este texto la verdadera dimensión de un autor indispensable del siglo XX.
      Un abrazo muy fuerte. espero seguir escuchándote en los Perros de la lluvia.

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  8. Neftalí Coria dice:

    Sin duda, estimado Jimarin, estás hablando de una de los maestros de la literatura del siglo XX. De un modo parecido, aunque sin recomendación alguna, encontre un ejemplar de Una soledad demasiado ruidosa. Por azar. Fui a una librería y el título me cautivó. lo compre como quien se lanza a un pozo decidido a caer y sin importar la altura. 23 años -después de haberlo prestado más de 10 veces- conservo ese mismo, tan maltratado como querido, ejemplar. En 90 una amiga checa estaba asombrada que hibiera leído, tan desconocido autor, y me habló de los demás libros. Me entusiamo aun más con Hrabal. Luego -después de los noventas comencé a conseguir todo lo que pude de tan hermoso autor. he leído una gra parte de su obra y sigo cautivado por su extraordinaria obra. Y cuando un autor nos ha cautivado para siempre, es porque es una autor que tiene la gracia. Y Hrabal es un autor con gracia, como refería Borges de Stevenson.
    Y ahora una recomendación de otro checo al que la injusticia de los «grandes»editores y traductores, no lo han hecho lo sufucientemente visible. Yo edité hace algunos años (en 2005) un pequeño volumen de sus poemas. Me refiero a Ivan Blatný, también nacido en Brno, Moravia en 1919, traducido por Alejandra Sapovalova y anotado por mi amigo Jorge Bustamente García. Una edición de esas que los gobiernos de los estados guardan en su temibles bodegas. Un abrazo y si te interesa, veré la manera de hacerte llegar un ejemplar de esta poeta que murió en el abandono en Londres.
    Neftalí Coria

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    1. jimarino dice:

      Neftalí, gracias por el comentario y esa nueva historia mágica que parece que siempre nos envuelve a los lectores de Hrabal. Es increíble después de haber escrito este texto y de observar la respuesta y las múltiples anécdotas relacionadas con su literatura, que sea un escritor tan maltratado y olvidado en lengua española. Comparto tu entusiasmo por un montón de razones, es un escritor extraordinario, tocado por la gracia, en los dos sentidos de la palabra; posee la gracia de la gran literatura y al mismo tiempo la gracia de una literatura divertida incluso en el horror, llena de vitalidad y entusiasmo. Valoro tu comentario doblemente por presentarme a un poeta que no conozco. Si te es posible enviármelo estaría encantado de poseer algún libro de ese autor que de alguna forma asocias con Hrabal. Termino de llegar de viaje y ando un poco desfasado, volver a la vida corriente es como zambullirte en un lodo -casi todo lo inútil que hacemos es al final tan oneroso, y mi vida está llena de cosas inútiles-. Siempre me quedará la literatura y Paris al menos. Resistimos. En en cuanto tenga un rato te envío al correo que me facilitas una respuesta y miramos lo de Ivan Blatny.
      De nuevo gracias por entrar en Los perros de la lluvia y enriquecer el texto de Hrabal.

      Un abrazo muy fuerte

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  9. Ponte dice:

    Vaya pedazo de blog. A veces Internet te da estas alegrías. Enhorabuena.

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    1. jimarino dice:

      Muchas gracias Violeta por el comentario. Da ánimo por su entusiasmo. Espero que sigas pasando por aquí cuando quieras.
      Un saludo

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  10. Mar dice:

    Qué maravilla de blog!!
    Voy a leerlo despacio porque es una maravilla
    Un abrazo
    Mar

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    1. jimarino dice:

      Mar, siento el retraso en la respuesta. Vuelvo de un viaje sin internet ni móvil, una pequeña liberación. Gracias por tus palabras de ánimo. Espero que sigas adentrándote en los perros de la lluvia.
      Un saludo.

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  11. Tiene usted un blog excelente y por casualidad reseña siempre a la mayoría de mis autores favoritos.

    Un cordial saludo.

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    1. jimarino dice:

      Francisco, en primer lugar gracias por el comentario y los halagos. Me alegran tus gustos, esos autores favoritos que compartimos. No me hables de usted, no soy tan viejo. Espero volver a vernos por Los perros de la lluvia.
      Un abrazo.

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  12. Olga dice:

    Tengo en mis manos de B Hrabal: Una soledad demasiado ruidosa y vuelvo a leer el inicio: Hace treinta y cinco años que trabajo con papel viejo y ésta es mi love story. Hace treinta y cinco años que prenso libros y papel viejo, treinta y cinco años que me embadurno con letras….Increíble el peso que sobrecayó sobre mí cuando lo leí por primera vez ( y ya han sido unas cuántas las relecturas)y que este autor me acompaña en mi viaje por la literatura en mayúsculas, porque Hrabal consiguió que traspasará la frontera del ser y la nada donde la ascensión es posible.
    He leído tu artículo. Intentaré conseguir Bodas en casa porque me has despertado otra vez el apetito de este autor que no ha estado nunca saciado.
    Gracias por leer en este mundo tan estraño en que nos precipitamos. Deseo compartir contigo futuros pasajes. Hasta pronto. Un abrazo.

    Olga

    (El último libro que he leído es Últimas notas de Thomas F. para la humanidad de Kjell Askildsen en Lengua de trapo. Un libro que no deja indiferente de una lucidez literaria impresionante. Te lo recomiendo.)

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    1. jimarino dice:

      Olga,
      que hermoso inicio, es verdad. Una soledad demasiado ruidosa es uno de esos libros inolvidables que pululan en la memoria de cualquier lector exigente y surgen cuando menos lo esperas, se avecinan sus hermosas palabras y guardamos algo más profundo de su lectura que tiene que ver con asuntos de nuestra vida. Si te gustó Una soledad demasiado ruidosa, te encantará Bodas en casas, quizá porque es un libro tan hermoso e intenso como el otro, y quizá más optimista, más insuflado de vida y literatura. Gracias por leer el texto y compartirlo en este lugar. Cuando quieras ya sabes donde encontrarme.
      Sobre Askildsen, hace unos dos o tres años me encargaron escribir un texto sobre el cuento moderno. Durante seis o siete meses desempolvé de mi estanterías a todos mis cuentistas favortios, consulte crítica literaria parara rellenar las lagunas que tenía, y resultado de aquellas lecturs ensimismadas escribí dos textos, uno más largo y farrogoso, y otro corto y directo que siempre me gustó más que el otro por su sencillez. Este segundo lo colgué en Los perros de la lluvia, ya no recuerdo el año, creo que 2008. En la lista de autores del género que me parecían más originales o que más había colaborado en la lista, incluí a Askildsen, un maestro, desolador y cínico desde luego, descreído y despiadado, pero un maestro técnicamente perfecto y lleno de mala uva. Leerlo fue magnífico. De todas formas una vez más gracias por la sugerencia, porque quedó en el tintero devorar Un vasto y desierto paisaje y me lo has recordado.

      Un abrazo muy fuerte

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  13. La Pecera dice:

    Maravilloso escritor, maravilloso escrito, un blog increible que en he encontrado buscando a Hrabal, porque de vez en cuando pongo su nombre en google a ver qué encuentro, porque necesito volver a Praga, porque hay una película de títeres sobre «Una soledad demasiado ruidosa» que no puedo conseguir ver aunque haya visto el trailer, porque vi en la filmoteca de madrid a una directora de cine checo hablando de Hrabal cuando yo tenía un libro de él en mis manos a punto de comenzar, porque el tío Pepín es el trasunto de cada uno y Hrabal siempre está ahí, afortunadamente. Entiendo lo que dices porque me costó 4 años encontrar «Bodas en casa».
    Un saludo de un habitual desde hoy.

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    1. Libusa dice:

      La Pecera, entiendo perfectamente lo que quieres decir. Me siento reflejada en tu ansiedad por Hrabal, por Praga… Si quieres escribirme: velvet_revolutions@yahoo.es

      N.: Perdón a todos por utilizar este foro para una comunicación tan personalizada,lo siento, sé que no es lugar pero no se me ha ocurrido otra manera y … también mi correo está abierto a los demás. Perdón de nuevo…

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      1. jimarino dice:

        Nada de perdones, Libusa. Puedes utilizar Los perros de la lluvia para lo que quieras.

        Hasta pronto

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  14. Jose S. dice:

    Lo he comprado esta misma tarde en una sección de novedades. Me impresionó mucho esta entrada y permanecía en mi recuerdo pese a leerla hace ya bastante tiempo, felicidades con retraso por ella y por el blog, es magnífico.

    El libro lo edita El Aleph y durante bastante tiempo será muy fácil de encontrar. Parece que, afortunadamente, poco a poco vamos teniendo más obras de Hrabal disponibles.

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    1. jimarino dice:

      Jose;
      Tu noticia me llenó ayer de dicha. Lo he comprobado en internet. En efecto, El Aleph lo ha editado. Sabes que a raíz del texto de Hrabal se formó una búsqueda del único ejemplar de segunda mano que podía comprarse en este país. Fue hermoso. Y luego alguien quiso enviármelo, pero tras darle las gracias le dije que todavía tenía esperanza de que se reeditara, de que fuera un libro mío para escribir en los márgenes, para poder volver a leerlo con la misma avaricia que en aquella primera ocasión. Estoy nervioso todavía. Si puedo iré la semana que viene a la libraria.
      Gracias por la información y bienvenido a Los perros de la lluvia.

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  15. Libusa dice:

    Hace tanto que no pisaba una librería… Ahora no puedo comprar libros así que no visito esos lugares para no sufrir. Antes de ayer volví a una y encontré la nueva edición en español de «Bodas en casa», allí expuesta… Me acordé de ti, Jimarino, por si nunca habías llegado a encontrarla. Enhorabuena a todos y disfrutadla tanto como yo la primera vez (hubo alguna otra y también fue un goce). Qué joya…

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    1. jimarino dice:

      Querida Libusa, el día 27 un amable lector del blog me avisó de la reedición del Aleph. Lo conseguimos, me siento parte de ello después de años reivindicándolo. Me alegra mucho que te acordases de mí. Creo que mañana mismo me abalanzo sobre ella para tenerla en mi biblioteca.
      Espero que estés bien.

      Hasta pronto.

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