Amedeo Clemente Modigliani nació en Livorno en 1884, y murió de meningitis tuberculosa en París, el 24 de Enero de 1920. Desarrolló su labor artística tanto en el ámbito de la pintura como de la escultura. Vivió una vida salvaje, bohemía y libre y murió en la miseria. Su relación con la escuela de París e importantes pintores de su época reividicaron la magnitud de su obra años después de su muerte. Hoy en día está considerado como uno de los pintores más importantes del siglo XX.
Todos los poemas pertenecen al poemario En torno al erotismo (Octubre 2008-Marzo 2009). Copyright Jimarino
Otro alarde más, Jimarino. No sé si me han gustado más que los primeros, pero ha sido un viaje fascinante hacia lo erótico. Me entusiasma la equivalencia del erotismo y la inteligencia, o la relación entre falta de erotismo con esa «falta de violencia» figurada. Completamente de acuerdo. El viaje del erotismo se acerca por igual a la muerte y a la vida, a la inteligencia y a la violencia, y como dices en otro de los poemas, el erotismo también es un problema.
El último «poemita» me ha dejado silencioso entre los hermosos cuadros de Modigliani. Quizá esconde la vida en ello, el bello y bestial oscilar hombre y mujer que conllevaba la prolongación de la especie. Estoy seguro que el erotismo es la invención humana más extraordinaria. Nos conecta con todo, algo así como una literatura que auna las ansias cuerpo y las del alma.
Muy hermosos.
Un saludo muy fuerte.
Siempre tan generoso, Carlos. Me abruman esos comentarios. Lo único que puedo decir es que nacieron del fin, el transcurso y el principio de una forma humana de estar en el mundo, de observarla desde la distancia y a la vez de la cercanía, de atrapar algún sentido respecto a algo tan humano y esencial, tan indisoluble a nuestra propia condición íntima. Modigliani siempre me fascinó, y para darle color al blog, decidí utilizarlo como coballa.
Creo que con estos poemas me despido del blog por una larga temporada. Ahora con un regusto más amable, con la sensación de que sirvió un tiempo, aunque nunca se sabe. Tengo la contradictoria impresión de que es un medio lleno de posibilidades que termina por centrarse en las virtudes menores, como sucede con casi todo en estos tiempos. Tal vez, más adelante, con algunos criterios literarios que ayuden a separar el grano de la paja, sea el futuro de la poesía, no lo creo respecto a la narración. También es posible que la crítica literaria y artística, encuentre en verdad un lugar en internet del que ha sido despojado en el papel. Todo son especulaciones, y yo creo que me marcho.
Debo agracederte todos los comentarios que me has regalado a lo largo de este tiempo, los de lector empedernido y erudito, los personales que no surgieron en la red, los amables y humanos que me animaron y me ayudaron a tratar de hacer mejor las cosas.
No cerraré Los perros de la lluvia porque sigue funcionando bien, pero lo dejo. Ha sido un gusto conocerte y seguiremos en contacto. Tengo algunas buenas noticias.
Espero que todo vaya bien.
Un abrazo muy fuerte.
El misterio que nos queda por vivir… Hombres y mujeres de aire con quienes hacer el amor sea volar… Tu quietud apacible que no ceja de moverse… El largo gemido que expulsa el presente… Violencia elemental… El misterio que inflama… Todo lo que desea el alma desnuda es cierto… Podría vivir dentro de ti…
Cada poema tiene un rinconcito en el que quisiera quedarme, Jimarino. Me ha gustado mucho esta selección, me ha gustado mucho también seleccionar dentro de ella todos esos rincones… Modigliani, cómo no, me ha encantado. Perfecto acompañamiento para tus poemas. Qué maravilla leerte… Y leo también que te marchas. Pues aunque me pesa, sólo puedo desearte todo lo mejor, porque te lo mereces, ¡y también para el pequeño Mateo! La luna va echar de menos a los perros de tu lluvia, al espantapájaros y sus sirenas. Ha sido un placer crecer durante todos estos meses junto a su compañía.
Querida lunera, es por pequeños tesoros como tu blog, soles/lunas maravillosas como tú, que esta hermosa experiencia de Los Perros de la lluvia ha tenido un sentido. Es verdad que estoy pensando abandonar el blog un tiempo, como si ya hubiera hecho todo lo que tenía que hacer aquí y me apeteciera embarcarme en otras cosas. Es posible, sin embargo, que aunque me parezca que un ciclo ha muerto, dentro de un tiempo puede que me seduzca añadir más rollazos o me surja el inesperado deseo de continuar, no lo sé. Pero es cierto que tengo una sensación de final, de «au revoir» prolongado, como si ya no tuviera razón de ser continuar por aquí. No cerraré el blog, porque sigue vivo, pero me alejo de él.
Tengo que agradecerte las distintas lecturas que has hecho de todos los textos, no sólo por el esfuerzo de leer a una sombra, sino por tus acertadísimas propuestas y maravillosos halagos. Francamente ha sido un aliento, un espléndido regalo, que me hace seguidor de tus lunas de papel y ofrecerme -tienes siempre el contacto a través del correo o del blog- para cualquier cosa que necesites o pueda ayudarte. Seguiré tus vidas de caracol, como siempre, y tus nuevos caminos con los versos.
Me alegra muchísimo que en cada poema hayas encontrado tu rinconcito, supongo que los escribí para hallar esos lugares comunes del erotismo, así que, si tu ojo agudo los ha hecho suyos, significa que la búsqueda ha logrado al menos una respuesta. Aún me faltan unos doce poemas que componen En torno al erotismo, pero tengo avanzada una posible edición (cruzo los dedos), así que no los colgaré en el blog -te avisaré si al final ven la luz-, y creo que he puesto los más significativos.
Espero que todo te vaya bien, muy bien, que las cosas se desarrollen a tu gusto y que sigas regalándonos tus hermosos textos.
Gracias por la mención a Mateo, que tiene ya veinte días y está precioso. Es una experiencia que jamás pensé que tendría y se está convirtiendo en mi regalo diario. Que tengas muchísimo, muchísimo amor como yo lo tengo ahora…
Ya sabes donde encontrarme… un beso muy fuerte, muy fuerte, muy fuerte
A bien tôt (*!!!!!!!!
Me ha gustado especialmente esa maldición de deseo porque qué hay más hermoso que volar en silencio. Anoche escribía unas líneas que acababan: “Más tarde aún, bajo los párpados/ el sueño de la vida/ el deseo”
No, no me gusta que te vayas pero lo entiendo perfectamente y espero disfrutes mucho de Mateo (precioso nombre) y de tus nuevos proyectos, aunque este lugar se quede en silencio, regresaré aquí una y otra vez como suele hacer la mirada con los lugares en los que se detuvo con cariño.
Un enorme abrazo
A bien tôt!!
Una vez más gracias, Olvido, por tus comentarios, por tu manera de acompañarme. Elegiste el poema que probablemente da origen a todos los demás; esa maldición física, ese estremecimiento del alma y el cuerpo que te conduce irremediablemente a ese momento que se vive una sola vez -a veces ninguna- en el que hallamos algo indescriptible en el amor; algo que no es amor en sí mismo, que va más allá, o que escoge otra dirección sin dejar de ser amor; es como una mística de la piel, una expresión tangible de lo sagrado, algo indescriptible por su locura y su enfermedad a la vez que por su dicha y su intensidad vital, un tiempo en el que existimos a flor de piel tan cerca de la vida como de la muerte. Supongo que de todos los poemas, ese es el más doloroso y el más anhelado por imposibilidad y por necesidad. Allí fuimos algo eterno con la sabiduría de que no podía durar. Era éxtasis, un éxtasis que nos visita pocas veces; un aquelarre de los sentidos que nos hacía trascender obviando la razón, habíamos hallado un lugar sagrado, pero no podíamos perdurar en él si deseabamos sobrevivir, y siempre viviremos con la nostalgia de ese instante en que alcanzamos lo primigenio. Debes haber vivido algo así, porque cuando uno alcanza esa maldición casi todo se vuelve anodino, nostalgia, anhelo de ese sacerdocio de la carne que duele y nos recuerda que estuvimos vivos: esa maldición no es baladí para quien existió en ella y suele escucharla a solas de vez en cuando. Quizá la reproducción -con su continuidad aparente- sea la única experiencia humana capaz de arrancarnos del pecho esa maldición, pero sólo un tiempo, hay que vivir con ello.
Gracias otra vez por haber seguido mis pequeños delirios literarios, ha sido un gustazo. Como le dije a nuestra querida lunera, es posible que no pueda vivir sin mis perros de la lluvia, pero es verdad que prefiero silenciarlos un tiempo, o dejar que los meses me engullan, o abandonarlos para siempre en este aire estático y extraño de la Red, no tengo ni idea. Ya veré como me siento después. Ha sido un gustazo conocerte al menos en estos pequeños comentarios, supongo que nos seguiremos hallando por Shangri-La y en las Lunas de papel. Un abrazo muy fuerte y que te vaya bien bonito.
Disfruto mucho de Mateo, como un niño pequeño, como él. Quizá sea también algo sagrado, pero tengo que seguir investigando. Al fin y al cabo es nuestro empeño: recuperar algo de ese mundo originario que perdimos y que nuestro tiempo obvia en el vacío, a ciegas. Creo que la poesía está más viva que nunca, aunque sea por su ausencia, por ese anhelo que enfurece a los seres humanos y que no esa otra cosa que la falta de ella.
Mil besos.
Querido amigo, hace ya días que quería escribirte. Leí tu contundente entrada de Modigliani al día siguiente de colgarla y me encanto, cuando volví a entrar en busca de algo nuevo, me llevé la sorpresa de que dejas el blog. Me consuelo pensando que podré seguir rastreando y escudriñando en él, como si subiese a la buhardilla a reencontrarme con imágenes y papeles que me refresquen la memoria, aunque eso no podrá suplir la ausencia de tus creaciones más recientes.
En fin Jimarino, seguiré siendo un visitante silencioso la mayor parte de las veces, pero asiduo, deslumbrado y admirador de tu asombrosa sensibilidad y tu capacidad poética.
Un abrazo y espero no perderte de vista desde la gavia.
Querido Gaviero;
Este comentario tuyo tiene un valor especial para mí por varias razones. Es cierto que lo dejo, pero todavía no sé si definitivamente, o por un tiempo, o quizá vuelva a colgar algo antes de lo previsto, pero sí es verdad que la sensación de tener que estar todas las semanas o los meses pertrechando algo ha desaparecido, supongo que mi tiempo es ahora mucho más reducido (termina de nacer mi bebé, Mateo, un sol que me calienta los huesos y el alma), y además me surgen colaboraciones y asuntos que por sus características me resultan más alentadores que el blog a estas alturas, o al menos por ahora. Luego hay también un punto de decepción sin saber exactamente porqué. Recuerdo que cuando empecé Los perros de la lluvia, lo hice para comunicarme con mi hermana, que andaba por Francia y terminaba de abrir una página, Riziére. Después, el sentido de este blog fue mutando. Uno de los momentos más felices fueron tus primero comentarios, descubrir El puente azul y El almacén de cuadros, establecer aquellos iniciales contactos contigo y con tu talento. Me dio esperanza, porque había comenzado a vislumbrar que esto de internet es un mundo lleno de posiblidades desaprovechadas, y tu página era un lugar hermoso, un espacio de bellas palabras, de magníficas músicas, de arte, lleno de calidad, que contradecía lo que pensaba. Debo reconocer que te tomé de modelo y de referencia, como si quisiera acompañarte en el camino. Después llegó Shangri-La, y me encontré con toda una tripulación de locos como yo, como nosotros, y enseguida los comentarios, el pequeño mundo literario que surgía, las visitas, todas esas cosas.
Tus ánimos y tus comentarios siempre han sido un acicate para mí, lo mismo que la enorme calidad de tus trabajos artísticos, deslumbrantes, cada días más personales (ayer flipé con tu nueva colección de pinturas, con la profundidad de cada cuadro, de cada escena, con los caminos que eliges, y que espero poder ver en vivo alguna vez). Tus palabras son para mi un motivo de felicidad, y a la vez un instante de paz. Son ese tipo de cosas que dan sentido a un intento, a un pasión. Ha sido un placer conocerte y, por supuesto, esto no debe acabar aquí. No nos hemos visto nunca físicamente, pero no importa, y espero que sepas que en cualquier visita que puedas hacer a Valencia, tienes aquí a un amigo, y si puedo echarte una mano en algo, cuenta con ello. Mi casa siempre fue la casa de mucha gente. Por supuesto que yo no te perderé de vista. Mi parada semanal a tu almacén de cuadros y a mi puente favorito es un deleite obligatorio para mis huesos y mi inteligencia. Te seguiré, de eso puedes estar seguro. Y si me sucede algo hermoso, prometo contártelo, no lo dudes. Gracias por tus bendiciones sobre los poemas -tengo fe en los versos sobre el erotismo, ya veremos- y viniendo de ti me satisface enormemente. No cerraré Los perros de la lluvia, porque sigue vivo todavía, así que me tienes por aquí.
Un abrazo muy fuerte, Gaviero. Hasta pronto.
En primer lugar felicidades por estos versos de En torno al erotismo. Me has vuelto a dejar boquiabierta, degustando autentica poesía. Intensos, hermosos, profundos, lleno de referencias comunes, de aciertos verbales y gozos imaginativos. Tan vívidos que me sentí transportada al leerlos. Después sentí tristeza al saber que dejas un tiempo Los Perros de la lluvia, este lugar donde solía reconfortarme, donde me refugiaba antes de acostarme, en mi cuarto, a solas, dispuesta a disfrutar de la literatura, esta rara y extraordinaria pasión, esta enfermedad que tienes, que tengo. Hay poesía -y crítica literaria- que parece adormecida, moribunda, tibia como un biberon para niños -aprovecho el símil para dar la bienvenida a Mateo-, incluso en algunas de tus páginas elegidas surgen esos versos que, aunque bien escritos, poseen la tempertura del ambiente, no la fuerza primigenia de la palabra esencial, algo que tú si tienes, que en la imperfección de tus estructuras, aparece majestuosa, incluso cuando pierdes el pie, o cuando va a parecer que lo vas a perder, tienes el don de la imagen, la intuitiva resolución del lenguaje que casi siempre te acompaña, la virulencia d eun ritmo endiablado. Sé que eso es algo producto del tiempo y el azar, de la experiencia hecha palabra -o mejor licuada en palabra-. La poesía nos elige, por mucho que nos empeñemos en poseerla es ella la que nos habita o nos visita. El poeta es amante de su poesía, nunca marido.
Me he alargado demasiado tal vez, pero esperaré que vuelvas, te lo aseguro, por el placer que he sentido con todos los perros de la lluvia que han ido conformando este blog, por la sinceridad y la autenticidad de tus textos. Que sepas que te acompaño estés donde estés.
Un abrazo muy fuerte…
Mi querida Sara;
un gusto tenerte entre los Los perros de la lluvia tanto tiempo, y te agradezco de corazón tus palabras, los comentarios que me han acompañado durante meses, la alegría de encontrarte por estos lugares casi siempre, bien en los comentarios, bien a través de los correos. Me satisface enormemente que los poemas et hayan gustado, de nuevo me revelan que al menos logré extraer del erotismo alguna esencia común, y eso me parece dotarlos de sentido. Estoy completamente de acuerdo contigo, la poesía es un amante caprichoso, y nos visita cuando le place, cuando los calores la convocan para adentrarse en la sensualidad de las palabras. Siempre la he sentido sensual y lasciva, provocadora, escurridiza y orgullosa. No creo en la poesía diaria, de la misma forma que la magia repetida constantemente se convierte en rutina. La entendí más bien como un estupor, como una sorprendente aparición. Cuando está, me sumo en la felicidad, o mejor casi en un éxtasis, cuando se marcha, la anhelo como a esas antigus amantes convertidas en piedra. Es un amor incompleto y como dijo Valery hace ya unos cuantos años, un poema nunca se termina, uno lo abandona, y esa sensación que deja, es parecida a la intensidad de la memoria interrumpida, guarda algo constantemente inacabado, siempre presente.
No te has alargado nada, tu hasta luego, -o el mío-, es un acicate para volver, para seguir en contacto. De alguna forma, yo también te acompaño.
Un beso muy fuerte y mil gracias.
Tu comentario me hace muy feliz. Parece que has vuelto de tu viaje ¡como te envidio!. Me hace falta eso, pero no seis meses, sino dos años sabáticos. Espero que hayas encontrado algo de lo que buscabas. Un beso muy fuerte.
¿Se encuentra lo que buscamos?. Creo que no, creo que siempre hay algo que nos amenaza desde esas certezas lábiles, inconsecuentes.
Y Europa es fantástica y todo regreso no es muy esperado que digamos, pero sólo falta un poco de arrojo y para tus dos años sabáticos (o más) no se necesitan muchas cosas.
Sí, aprender a andar.
O recordar lo que quisimos olvidar.
Un enorme beso y abrazo.
Muchas gracias por tu comentario, siempre tan preciso, siempre tan vasto.
Cecilia
Otro alarde más, Jimarino. No sé si me han gustado más que los primeros, pero ha sido un viaje fascinante hacia lo erótico. Me entusiasma la equivalencia del erotismo y la inteligencia, o la relación entre falta de erotismo con esa «falta de violencia» figurada. Completamente de acuerdo. El viaje del erotismo se acerca por igual a la muerte y a la vida, a la inteligencia y a la violencia, y como dices en otro de los poemas, el erotismo también es un problema.
El último «poemita» me ha dejado silencioso entre los hermosos cuadros de Modigliani. Quizá esconde la vida en ello, el bello y bestial oscilar hombre y mujer que conllevaba la prolongación de la especie. Estoy seguro que el erotismo es la invención humana más extraordinaria. Nos conecta con todo, algo así como una literatura que auna las ansias cuerpo y las del alma.
Muy hermosos.
Un saludo muy fuerte.
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Siempre tan generoso, Carlos. Me abruman esos comentarios. Lo único que puedo decir es que nacieron del fin, el transcurso y el principio de una forma humana de estar en el mundo, de observarla desde la distancia y a la vez de la cercanía, de atrapar algún sentido respecto a algo tan humano y esencial, tan indisoluble a nuestra propia condición íntima. Modigliani siempre me fascinó, y para darle color al blog, decidí utilizarlo como coballa.
Creo que con estos poemas me despido del blog por una larga temporada. Ahora con un regusto más amable, con la sensación de que sirvió un tiempo, aunque nunca se sabe. Tengo la contradictoria impresión de que es un medio lleno de posibilidades que termina por centrarse en las virtudes menores, como sucede con casi todo en estos tiempos. Tal vez, más adelante, con algunos criterios literarios que ayuden a separar el grano de la paja, sea el futuro de la poesía, no lo creo respecto a la narración. También es posible que la crítica literaria y artística, encuentre en verdad un lugar en internet del que ha sido despojado en el papel. Todo son especulaciones, y yo creo que me marcho.
Debo agracederte todos los comentarios que me has regalado a lo largo de este tiempo, los de lector empedernido y erudito, los personales que no surgieron en la red, los amables y humanos que me animaron y me ayudaron a tratar de hacer mejor las cosas.
No cerraré Los perros de la lluvia porque sigue funcionando bien, pero lo dejo. Ha sido un gusto conocerte y seguiremos en contacto. Tengo algunas buenas noticias.
Espero que todo vaya bien.
Un abrazo muy fuerte.
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El misterio que nos queda por vivir… Hombres y mujeres de aire con quienes hacer el amor sea volar… Tu quietud apacible que no ceja de moverse… El largo gemido que expulsa el presente… Violencia elemental… El misterio que inflama… Todo lo que desea el alma desnuda es cierto… Podría vivir dentro de ti…
Cada poema tiene un rinconcito en el que quisiera quedarme, Jimarino. Me ha gustado mucho esta selección, me ha gustado mucho también seleccionar dentro de ella todos esos rincones… Modigliani, cómo no, me ha encantado. Perfecto acompañamiento para tus poemas. Qué maravilla leerte… Y leo también que te marchas. Pues aunque me pesa, sólo puedo desearte todo lo mejor, porque te lo mereces, ¡y también para el pequeño Mateo! La luna va echar de menos a los perros de tu lluvia, al espantapájaros y sus sirenas. Ha sido un placer crecer durante todos estos meses junto a su compañía.
Un dulce beso emocionado.
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Querida lunera, es por pequeños tesoros como tu blog, soles/lunas maravillosas como tú, que esta hermosa experiencia de Los Perros de la lluvia ha tenido un sentido. Es verdad que estoy pensando abandonar el blog un tiempo, como si ya hubiera hecho todo lo que tenía que hacer aquí y me apeteciera embarcarme en otras cosas. Es posible, sin embargo, que aunque me parezca que un ciclo ha muerto, dentro de un tiempo puede que me seduzca añadir más rollazos o me surja el inesperado deseo de continuar, no lo sé. Pero es cierto que tengo una sensación de final, de «au revoir» prolongado, como si ya no tuviera razón de ser continuar por aquí. No cerraré el blog, porque sigue vivo, pero me alejo de él.
Tengo que agradecerte las distintas lecturas que has hecho de todos los textos, no sólo por el esfuerzo de leer a una sombra, sino por tus acertadísimas propuestas y maravillosos halagos. Francamente ha sido un aliento, un espléndido regalo, que me hace seguidor de tus lunas de papel y ofrecerme -tienes siempre el contacto a través del correo o del blog- para cualquier cosa que necesites o pueda ayudarte. Seguiré tus vidas de caracol, como siempre, y tus nuevos caminos con los versos.
Me alegra muchísimo que en cada poema hayas encontrado tu rinconcito, supongo que los escribí para hallar esos lugares comunes del erotismo, así que, si tu ojo agudo los ha hecho suyos, significa que la búsqueda ha logrado al menos una respuesta. Aún me faltan unos doce poemas que componen En torno al erotismo, pero tengo avanzada una posible edición (cruzo los dedos), así que no los colgaré en el blog -te avisaré si al final ven la luz-, y creo que he puesto los más significativos.
Espero que todo te vaya bien, muy bien, que las cosas se desarrollen a tu gusto y que sigas regalándonos tus hermosos textos.
Gracias por la mención a Mateo, que tiene ya veinte días y está precioso. Es una experiencia que jamás pensé que tendría y se está convirtiendo en mi regalo diario. Que tengas muchísimo, muchísimo amor como yo lo tengo ahora…
Ya sabes donde encontrarme… un beso muy fuerte, muy fuerte, muy fuerte
A bien tôt (*!!!!!!!!
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Me ha gustado especialmente esa maldición de deseo porque qué hay más hermoso que volar en silencio. Anoche escribía unas líneas que acababan: “Más tarde aún, bajo los párpados/ el sueño de la vida/ el deseo”
No, no me gusta que te vayas pero lo entiendo perfectamente y espero disfrutes mucho de Mateo (precioso nombre) y de tus nuevos proyectos, aunque este lugar se quede en silencio, regresaré aquí una y otra vez como suele hacer la mirada con los lugares en los que se detuvo con cariño.
Un enorme abrazo
A bien tôt!!
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Una vez más gracias, Olvido, por tus comentarios, por tu manera de acompañarme. Elegiste el poema que probablemente da origen a todos los demás; esa maldición física, ese estremecimiento del alma y el cuerpo que te conduce irremediablemente a ese momento que se vive una sola vez -a veces ninguna- en el que hallamos algo indescriptible en el amor; algo que no es amor en sí mismo, que va más allá, o que escoge otra dirección sin dejar de ser amor; es como una mística de la piel, una expresión tangible de lo sagrado, algo indescriptible por su locura y su enfermedad a la vez que por su dicha y su intensidad vital, un tiempo en el que existimos a flor de piel tan cerca de la vida como de la muerte. Supongo que de todos los poemas, ese es el más doloroso y el más anhelado por imposibilidad y por necesidad. Allí fuimos algo eterno con la sabiduría de que no podía durar. Era éxtasis, un éxtasis que nos visita pocas veces; un aquelarre de los sentidos que nos hacía trascender obviando la razón, habíamos hallado un lugar sagrado, pero no podíamos perdurar en él si deseabamos sobrevivir, y siempre viviremos con la nostalgia de ese instante en que alcanzamos lo primigenio. Debes haber vivido algo así, porque cuando uno alcanza esa maldición casi todo se vuelve anodino, nostalgia, anhelo de ese sacerdocio de la carne que duele y nos recuerda que estuvimos vivos: esa maldición no es baladí para quien existió en ella y suele escucharla a solas de vez en cuando. Quizá la reproducción -con su continuidad aparente- sea la única experiencia humana capaz de arrancarnos del pecho esa maldición, pero sólo un tiempo, hay que vivir con ello.
Gracias otra vez por haber seguido mis pequeños delirios literarios, ha sido un gustazo. Como le dije a nuestra querida lunera, es posible que no pueda vivir sin mis perros de la lluvia, pero es verdad que prefiero silenciarlos un tiempo, o dejar que los meses me engullan, o abandonarlos para siempre en este aire estático y extraño de la Red, no tengo ni idea. Ya veré como me siento después. Ha sido un gustazo conocerte al menos en estos pequeños comentarios, supongo que nos seguiremos hallando por Shangri-La y en las Lunas de papel. Un abrazo muy fuerte y que te vaya bien bonito.
Disfruto mucho de Mateo, como un niño pequeño, como él. Quizá sea también algo sagrado, pero tengo que seguir investigando. Al fin y al cabo es nuestro empeño: recuperar algo de ese mundo originario que perdimos y que nuestro tiempo obvia en el vacío, a ciegas. Creo que la poesía está más viva que nunca, aunque sea por su ausencia, por ese anhelo que enfurece a los seres humanos y que no esa otra cosa que la falta de ella.
Mil besos.
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Querido amigo, hace ya días que quería escribirte. Leí tu contundente entrada de Modigliani al día siguiente de colgarla y me encanto, cuando volví a entrar en busca de algo nuevo, me llevé la sorpresa de que dejas el blog. Me consuelo pensando que podré seguir rastreando y escudriñando en él, como si subiese a la buhardilla a reencontrarme con imágenes y papeles que me refresquen la memoria, aunque eso no podrá suplir la ausencia de tus creaciones más recientes.
En fin Jimarino, seguiré siendo un visitante silencioso la mayor parte de las veces, pero asiduo, deslumbrado y admirador de tu asombrosa sensibilidad y tu capacidad poética.
Un abrazo y espero no perderte de vista desde la gavia.
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Querido Gaviero;
Este comentario tuyo tiene un valor especial para mí por varias razones. Es cierto que lo dejo, pero todavía no sé si definitivamente, o por un tiempo, o quizá vuelva a colgar algo antes de lo previsto, pero sí es verdad que la sensación de tener que estar todas las semanas o los meses pertrechando algo ha desaparecido, supongo que mi tiempo es ahora mucho más reducido (termina de nacer mi bebé, Mateo, un sol que me calienta los huesos y el alma), y además me surgen colaboraciones y asuntos que por sus características me resultan más alentadores que el blog a estas alturas, o al menos por ahora. Luego hay también un punto de decepción sin saber exactamente porqué. Recuerdo que cuando empecé Los perros de la lluvia, lo hice para comunicarme con mi hermana, que andaba por Francia y terminaba de abrir una página, Riziére. Después, el sentido de este blog fue mutando. Uno de los momentos más felices fueron tus primero comentarios, descubrir El puente azul y El almacén de cuadros, establecer aquellos iniciales contactos contigo y con tu talento. Me dio esperanza, porque había comenzado a vislumbrar que esto de internet es un mundo lleno de posiblidades desaprovechadas, y tu página era un lugar hermoso, un espacio de bellas palabras, de magníficas músicas, de arte, lleno de calidad, que contradecía lo que pensaba. Debo reconocer que te tomé de modelo y de referencia, como si quisiera acompañarte en el camino. Después llegó Shangri-La, y me encontré con toda una tripulación de locos como yo, como nosotros, y enseguida los comentarios, el pequeño mundo literario que surgía, las visitas, todas esas cosas.
Tus ánimos y tus comentarios siempre han sido un acicate para mí, lo mismo que la enorme calidad de tus trabajos artísticos, deslumbrantes, cada días más personales (ayer flipé con tu nueva colección de pinturas, con la profundidad de cada cuadro, de cada escena, con los caminos que eliges, y que espero poder ver en vivo alguna vez). Tus palabras son para mi un motivo de felicidad, y a la vez un instante de paz. Son ese tipo de cosas que dan sentido a un intento, a un pasión. Ha sido un placer conocerte y, por supuesto, esto no debe acabar aquí. No nos hemos visto nunca físicamente, pero no importa, y espero que sepas que en cualquier visita que puedas hacer a Valencia, tienes aquí a un amigo, y si puedo echarte una mano en algo, cuenta con ello. Mi casa siempre fue la casa de mucha gente. Por supuesto que yo no te perderé de vista. Mi parada semanal a tu almacén de cuadros y a mi puente favorito es un deleite obligatorio para mis huesos y mi inteligencia. Te seguiré, de eso puedes estar seguro. Y si me sucede algo hermoso, prometo contártelo, no lo dudes. Gracias por tus bendiciones sobre los poemas -tengo fe en los versos sobre el erotismo, ya veremos- y viniendo de ti me satisface enormemente. No cerraré Los perros de la lluvia, porque sigue vivo todavía, así que me tienes por aquí.
Un abrazo muy fuerte, Gaviero. Hasta pronto.
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En primer lugar felicidades por estos versos de En torno al erotismo. Me has vuelto a dejar boquiabierta, degustando autentica poesía. Intensos, hermosos, profundos, lleno de referencias comunes, de aciertos verbales y gozos imaginativos. Tan vívidos que me sentí transportada al leerlos. Después sentí tristeza al saber que dejas un tiempo Los Perros de la lluvia, este lugar donde solía reconfortarme, donde me refugiaba antes de acostarme, en mi cuarto, a solas, dispuesta a disfrutar de la literatura, esta rara y extraordinaria pasión, esta enfermedad que tienes, que tengo. Hay poesía -y crítica literaria- que parece adormecida, moribunda, tibia como un biberon para niños -aprovecho el símil para dar la bienvenida a Mateo-, incluso en algunas de tus páginas elegidas surgen esos versos que, aunque bien escritos, poseen la tempertura del ambiente, no la fuerza primigenia de la palabra esencial, algo que tú si tienes, que en la imperfección de tus estructuras, aparece majestuosa, incluso cuando pierdes el pie, o cuando va a parecer que lo vas a perder, tienes el don de la imagen, la intuitiva resolución del lenguaje que casi siempre te acompaña, la virulencia d eun ritmo endiablado. Sé que eso es algo producto del tiempo y el azar, de la experiencia hecha palabra -o mejor licuada en palabra-. La poesía nos elige, por mucho que nos empeñemos en poseerla es ella la que nos habita o nos visita. El poeta es amante de su poesía, nunca marido.
Me he alargado demasiado tal vez, pero esperaré que vuelvas, te lo aseguro, por el placer que he sentido con todos los perros de la lluvia que han ido conformando este blog, por la sinceridad y la autenticidad de tus textos. Que sepas que te acompaño estés donde estés.
Un abrazo muy fuerte…
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Mi querida Sara;
un gusto tenerte entre los Los perros de la lluvia tanto tiempo, y te agradezco de corazón tus palabras, los comentarios que me han acompañado durante meses, la alegría de encontrarte por estos lugares casi siempre, bien en los comentarios, bien a través de los correos. Me satisface enormemente que los poemas et hayan gustado, de nuevo me revelan que al menos logré extraer del erotismo alguna esencia común, y eso me parece dotarlos de sentido. Estoy completamente de acuerdo contigo, la poesía es un amante caprichoso, y nos visita cuando le place, cuando los calores la convocan para adentrarse en la sensualidad de las palabras. Siempre la he sentido sensual y lasciva, provocadora, escurridiza y orgullosa. No creo en la poesía diaria, de la misma forma que la magia repetida constantemente se convierte en rutina. La entendí más bien como un estupor, como una sorprendente aparición. Cuando está, me sumo en la felicidad, o mejor casi en un éxtasis, cuando se marcha, la anhelo como a esas antigus amantes convertidas en piedra. Es un amor incompleto y como dijo Valery hace ya unos cuantos años, un poema nunca se termina, uno lo abandona, y esa sensación que deja, es parecida a la intensidad de la memoria interrumpida, guarda algo constantemente inacabado, siempre presente.
No te has alargado nada, tu hasta luego, -o el mío-, es un acicate para volver, para seguir en contacto. De alguna forma, yo también te acompaño.
Un beso muy fuerte y mil gracias.
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maravilloso.
.
Beso
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Tu comentario me hace muy feliz. Parece que has vuelto de tu viaje ¡como te envidio!. Me hace falta eso, pero no seis meses, sino dos años sabáticos. Espero que hayas encontrado algo de lo que buscabas. Un beso muy fuerte.
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¿Se encuentra lo que buscamos?. Creo que no, creo que siempre hay algo que nos amenaza desde esas certezas lábiles, inconsecuentes.
Y Europa es fantástica y todo regreso no es muy esperado que digamos, pero sólo falta un poco de arrojo y para tus dos años sabáticos (o más) no se necesitan muchas cosas.
Sí, aprender a andar.
O recordar lo que quisimos olvidar.
Un enorme beso y abrazo.
Muchas gracias por tu comentario, siempre tan preciso, siempre tan vasto.
Cecilia
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Te envié un mail hace un largo tiempo ya y que espera en vano una respuesta…
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